He aquí mi siervo, yo le sostendré;
mi escogido,
en quien mi alma tiene contentamiento;
he puesto sobre él mi Espíritu;
Él traerá justicia a las naciones.
No gritará, ni alzará su voz,
ni la hará oír en las calles.
No quebrará la caña cascada,
ni apagará el pábilo que humeare;
por medio de la verdad
traerá justicia.
Libro de Isaías 42:1-3
Este pasaje, tomado del Libro de Isaías, pertenece al contexto de los cantos que el Profeta escribió y que retratan, sin duda alguna, la figura de Jesucristo como el Gran Redentor de su pueblo
y de la humanidad.
Llama la atención las expresiones que destacan la mansedumbre, humildad y el carácter pacífico del "Siervo del Señor". Es el "Escogido de Dios", el Enviado, y sin embargo no usa su poder o su autoridad para imponerse. No es un acusador sino más bien alguien que da oportunidades, que espera, perdona y rescata.
Al examinar los relatos de los Evangelios nos damos cuenta que esta profesía se cumplió por completo, en la vida y obra de nuestro Señor Jesucristo durante su permanencia en las tierras de Palestina, desde su nacimiento hasta el fín de sus días allí, desde el pesebre hasta la cruz, terminando con su resurrección para volver, en forma gloriosa, al lado del Padre.
Este Siervo Sufriente es el mismo Rey justo del que
nos habla el Salmo 72:
Él librará al menesteroso
que clame
y al afligido que no tenga
quien le socorra.
tendrá misericordia
del pobre y del menesteroso;
salvará la vida de los pobres.
Salmo 72:12,13
Pintura: Cicely Mary Barker
2 comentarios:
Salvará la vida de los pobres, qué esperanza, Clarissa.
Feliz Adviento, querida amiga.
Gracias por estas entradas tan luminosas.
Un beso grande.
Feliz Adviento para ti querida amiga
Gracias Rosita por tus cálidas palabras.
Muchas gracias
Un gran gran abrazo
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