miércoles, 18 de diciembre de 2013

Una estrella




El cuenta el número de las estrellas;
a todas ellas llama por sus nombres
Salmo 147:4


El fenómeno de la estrella anunciando el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, es mencionado únicamente en el Evangelio según San Mateo y sabemos que esa  Estrella existió. Para algunos se trata de  una conjunción de astros en la gran bóveda celeste; ´para otros fue el Cometa Halley. Lo cierto es que Dios es el dueño del firmamento; el salmista lo dice poéticamente: El cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres.

Dios usa muchas veces eventos o causas naturales, para obrar milagros; el milagro consiste en que esos eventos naturales ocurren en el momento y lugar preciso.
A mi me gusta pensar que Dios creó una estrella-mensajera para guiar a los magos de oriente y una vez cumplida su misión, desapareció tan rápida y misteriosa como fue creada. En cualquier caso, lo verdaderamente relevante es lo que registra el Evangelio según San Mateo: ellos, los magos,  al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo.

Para nosotros hoy, lo más importante no es aquella estrella en el firmamento. Lo más importante es que tenemos la Estrella de la Mañana, que es Jesús mismo, nuestro Rey, Señor y Salvador. Esa es la Estrella que llena de gozo nuestros corazones.


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