fragmento del relato del nacimiento de Jesús,
el Hijo de Dios
Cap. 2 del Evangelio según San Lucas:
a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén,
por cuanto era de la casa y familia de David;
para ser empadronado con María su mujer,
desposada con él, la cual estaba encinta.
Y aconteció que estando ellos allí,
se cumplieron los días de su alumbramiento.
Y dio a luz a su hijo primogénito,
y lo envolvió en pañales, y lo
acostó en un pesebre,
porque no había lugar
para ellos en el mesón
Evangelio según San Lucas 2: 4-7
El capitulo 2 del Evangelio según San Lucas es rico en detalles, hermosamente relatados, del nacimiento de Jesús. Por este relato podemos entender que María había considerado la posibilidad de que su Hijo naciera durante este viaje que realizaban y seguramente llevaba consigo pañales, un gesto de tierna preocupación materna.
Aun así, ella estaba fuera de su casa, lejos de sus parientes y familiares, sin ningún tipo de comodidad, confiando únicamente en el cuidado de Dios.
Belén nos recuerda que Dios actúa de las maneras más insospechadas. El Señor está y actúa conforme a sus propósitos, aun cuando no sea evidente su accionar.
Al nacer el Niño, ellos fueron sorprendidos por la gloria de Dios y sus corazones humildes y piadosos, asombrados y conmovidos tienen la certeza de la cercanía de un Dios y Padre, poderoso y eterno.
La frase más hermosa de todo el relato, casi
escondida y al pasar dice:
"Pero María guardaba todas estas cosas,
meditándolas en su corazón"
La Bendita Virgen María, con su silencio estaba construyendo su propia memoria espiritual, aquel lugar personal donde quedan los fundamentos de nuestra fe y nuestra confianza en Dios. Un pequeño jardín del alma donde meditamos para encontrarnos cara a cara con nuestro Padre Dios.
Junto al salmista nosotros podemos decir:
En la hermosura de la gloria de tu magnificencia
y en tus hechos maravillosos meditaré
Salmo 145:5
Dibujo de Marcos Rey
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