En el principio era el Verbo,
y el Verbo era con Dios,
y el Verbo era Dios
Evangelio según San Juan 1:1
Sin pretender explicar el santo misterio que encierran estas palabras, (no podría además) lo que me queda claro es que el Verbo existía desde siempre, porque el Verbo es Dios mismo. Este texto bíblico en particular, del Evangelio según San Juan, me ayuda a situarme en el lugar correcto en mi relación con Dios. Él es el origen de todas las cosas. El Génesis comienza con la misma frase: "En el principio". En ese principio está el origen de mi propia historia personal: "En el principio creó Dios..." y "En el principio era el Verbo..."
Dios situó un principio para nosotros pero más allá de los tiempos, está Él, Todopoderoso y eterno Dios
El ser humano a través de la historia no es más que alguien que responde a la iniciativa de Dios en un escenario que es definitivamente, eterno e infinito, difícil de imaginar, de comprender y mucho menos de explicar. Dios toma la iniciativa. Dios decide; Dios es poderoso y soberano.
Si meditamos en estas verdades eternas y luego miramos el pesebre y todos los acontecimientos históricos que rodean el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, es imposible no llenarnos de asombro y emoción. Jesús, el Verbo Encarnado, dejó el escenario de perfección y eternidad, de santidad y poder para volverse como uno de nosotros: vulnerable, sujeto a una forma humana de carne y hueso, limitado por los espacios y los volúmenes y afectado por el paso del tiempo, el temor, el dolor y todas nuestras emociones y procesos como seres vivos.
Este es el verdadero milagro de Navidad.
El regalo de Amor que Dios nos dio.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros (Ev. Juan 1:14)
Esta reflexión nos lleva a decir junto al salmista:
¿Qué es el hombre
para que tengas de él
memoria...?
Salmo 8:4
Foto de la película The Nativity
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