viernes, 10 de enero de 2014

Amenazas rotas

Bendito sea el Señor, que no dejó
que nos despedazaran con sus dientes.
Como las aves, hemos escapado
de la trampa del cazador;
¡la trampa se rompió,
y nosotros escapamos!
Nuestra ayuda está en el nombre del Señor,
creador del cielo y de la tierra
.

Salmo 124: 6-8




Nuestra ayuda está en el nombre del Señor


Este salmo 124 no da explicaciones en relación a cómo o de qué manera Dios actúa en nuestro medio. Lo que el salmista hace es enfatizar que en medio de las diversas dificultades que enfrenta, recibe la ayuda oportuna de Dios.

¿Quién no se ha sentido entrampado o amenazado de muerte?
En esas circunstancias, el mismo Dios que dio orden y organización a un mundo caótico en el principio, es quién nos rescata, nos libera, nos reconforta, rompe las trampas y destruye las redes que nos aprisionan. 

Bendito sea el Señor, que no dejó
que nos despedazaran... 

Nuestra ayuda está en el nombre del Señor 

El salmista va caminando y componiendo su adoración a Dios con girones de su propia historia, con retazos de experiencias pasadas donde queda en evidencia la ayuda precisa y eficaz de Dios Todopoderoso. El canto personal se va transformando en alabanza colectiva porque todos los que comparten el Camino conocen el tipo de ayuda que Dios brinda. La conocen porque la han recibido en más de alguna oportunidad.

¿De qué nos rescató el Señor?
¿Qué sería de nuestra vida hoy sin ese rescate oportuno? 

El mismo Dios y Padre que nos ayudó en el pasado, no ha cambiado y sigue siendo nuestra ayuda fiel. 

Fotografía de Ashley Leazer

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