sábado, 11 de enero de 2014

Montes y colinas

Los que confían en el Señor
son como el monte Sión,
que jamás será conmovido,
que permanecerá para siempre.

Como rodean las colinas a Jerusalén,
así rodea el Señor a su pueblo,
desde ahora y para siempre.
No prevalecerá el cetro de los impíos
sobre la heredad asignada a los justos,
para que nunca los justos extiendan
sus manos hacia la maldad.
Salmo 125:1-3




Los que confían en el Señor
son como el monte Sión,
que jamás será conmovido,
que permanecerá para siempre

La gente de fe, los cristianos tenemos la misma necesidad de protección que tienen todas las personas.  La diferencia está en que nosotros somos conscientes de esa necesidad y nos hemos refugiado en la fortaleza que es nuestro Dios, que permanece para siempre.

El salmista utiliza la geografía para ilustrar esta verdad. Jerusalén estaba emplazada en un lugar rodeado de colinas. Como una fortaleza natural, sus colinas eran su baluarte, mejor que murallas, resultaban ser sus límites naturales y garantizaban su seguridad.

Este salmo nos invita a sentirnos como si estuviésemos sentados en el centro de Jerusalén, la ciudad fortificada por sus colinas. Aun con nuestra fe tan precaria y fluctuante, Dios Todopoderoso nos rodea con su fidelidad y su misericordia. Él es quien provee firmeza en  nuestra vida y perfeccionará su Amor en nuestra historia personal.


Como rodean las colinas a Jerusalén,
así rodea el Señor a su pueblo,
desde ahora y para siempre.



Fotografía: Parque nacional Conguillio - Volcán Llaima -Chile
Fotógrafa: Linde Waidhofer

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...