El Señor es mi luz y mi salvación,
entonces ¿por qué habría de temer?
El Señor es mi fortaleza y me protege
del peligro,
entonces ¿por qué habría de temblar?
Salmo 27: 1
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El salmista nos muestra uno de aquellos momentos en que el diálogo interno (se habla a si mismo), provee la confianza y la fuerza necesaria para levantarnos, cuando el ánimo decae. Me parece que en este caso es el Espíritu de Dios quien trae la convicción y la fortaleza necesaria, con afirmaciones que son el eco de una fe profunda, basada en la experiencia de vida.
La fidelidad de Dios y su santo Amor dejan huellas en el corazón y en la memoria. Esas huellas alimentan nuestra fe y podemos decir, junto al salmista:
El Señor es mi luz y mi salvación,
entonces ¿por qué habría de temer?
¡Sí, en el Señor esperaré!
Pintura: Ricardo López Cabrera
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