Rodéame con tus tiernas misericordias para
que viva,
porque tus enseñanzas son mi deleite.
Salmo 119: 77
Hay momentos en que nos sentimos muy abatidos y en soledad, porque sentimos que nuestros problemas parecen montañas que nos aplastan y sin embargo, Dios continua a nuestro lado. Así lo asegura su Palabra, que siempre nos trae el agua fresca que renueva nuestra esperanza.
Las tiernas misericordias del Señor nos acompañan día tras día. Pero a veces nuestras aflicciones nos impiden verlas. Cuando el salmista le pide al Señor "Rodéame con tus tiernas misericordias para que viva" es porque se siente morir, está desanimado, afligido, triste y fatigado.
La ternura de la misericordia de Dios no ha cambiado. Él continua acogiendo nuestros ruegos y plegarias. La compasión de su mirada nos envuelve liberándonos de nuestras cargas. Esta certeza la obtenemos meditando en sus enseñanzas,
por eso son un deleite.
Cuando todo está bien en nuestra vida, es también gracias a las tiernas misericordias de Dios que se hacen evidentes. Pero si hoy te sientes agobiado, como yo, te invito a apropiarte de esta sencilla oración del salmista:
por eso son un deleite.
Cuando todo está bien en nuestra vida, es también gracias a las tiernas misericordias de Dios que se hacen evidentes. Pero si hoy te sientes agobiado, como yo, te invito a apropiarte de esta sencilla oración del salmista:
¡Oh Señor,
rodéame con tus
tiernas misericordias
para que viva!
John William Waterhouse
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