Mira, Dios es más grande de lo que podemos
comprender;
sus años no se pueden contar.
Él hace subir el vapor de agua
y luego lo destila en lluvia.
La lluvia se derrama desde las nubes,
y todos se benefician.
¿Quién puede comprender el despliegue de
las nubes
y el trueno que retumba desde los cielos?
Job 36: 26, 27, 28, 29
Estos versos del Libro de Job tienen mucha poesía y se parecen a más de algún Salmo. Nos ayudan a meditar en la obra maravillosa de Dios; su creación está llena de procesos que se afirman en la sabiduría y el poder de Dios. Son esos procesos los que nos hablan de algo más grande de lo que podemos comprender, por su complejidad, por su ritmo y por como afectan de tantas maneras nuestro diario vivir.
Muchos detalles dinámicos, de la naturaleza, pasan desapercibidos a nuestros ojos porque los tomamos como normales. Están allí; son; los aceptamos, nos benefician y pocas veces damos gracias a Dios por ese universo maravilloso que está dispuesto
a nuestro favor.
Muchos detalles dinámicos, de la naturaleza, pasan desapercibidos a nuestros ojos porque los tomamos como normales. Están allí; son; los aceptamos, nos benefician y pocas veces damos gracias a Dios por ese universo maravilloso que está dispuesto
a nuestro favor.
Las nubes echaron inundaciones de aguas;
tronaron los cielos,
y discurrieron tus rayos.
Salmo 77: 17
El santo Amor de Dios se manifiesta en los grandes, misteriosos y lejanos detalles del universo como también en la pequeñez de los acontecimientos cotidianos. Nadie se detiene para comprender el despliegue de las nubes con sus formas caprichosas y sin embargo continúan allí porque Dios sostiene su creación, las estaciones del año, los meses y los días; nuestro tiempo y toda nuestra vida. Todo reposa en su sabiduría y en su eternidad.
¡Oh Señor, gracias porque todo lo has provisto
con tanta sabiduría!
El santo Amor de Dios se manifiesta en los grandes, misteriosos y lejanos detalles del universo como también en la pequeñez de los acontecimientos cotidianos. Nadie se detiene para comprender el despliegue de las nubes con sus formas caprichosas y sin embargo continúan allí porque Dios sostiene su creación, las estaciones del año, los meses y los días; nuestro tiempo y toda nuestra vida. Todo reposa en su sabiduría y en su eternidad.
¡Oh Señor, gracias porque todo lo has provisto
con tanta sabiduría!
Pintura: "Terraza en la lluvia"
Henri Martin
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