Mi corazón te ha oído decir: “Ven
y conversa
conmigo”
Y mi corazón responde: “Aquí
vengo, Señor”
Salmo 27: 8
NTV
Es conmovedor el diálogo
interno del salmista, mostrándonos su íntima comunión con Dios.
Quizás muchos de nosotros
podríamos decir, con mucha certeza, que alguna vez hemos escuchado la dulce voz del Señor hablándonos al corazón, trayendo pensamientos de fortaleza espiritual, o brindándonos la fuerza que necesitamos.
Lo triste es que ese diálogo con el Señor es muy frágil. Las innumerables preocupaciones cotidianas, nuestros puntos de vista, nuestras creencias, obsesiones, ansiedades y deseos personales, interrumpen el fluir del Espíritu de Dios, llevándonos por nuestros propios senderos, privándonos de la bendición que significa contar con la aprobación, la cercanía y la intimidad con Dios.
¡Oh Señor, ayúdanos a perseverar buscando tu rostro,
escuchando tu voz de Amor!
Pintura: Quint Buchholz
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