viernes, 15 de marzo de 2013

El regalo del perdón



Pero en ti -Señor- hay perdón
para que seas reverenciado.
Salmo 130: 4


Hay perdón. Si, el Señor ofrece su perdón a todo aquel que confiesa su pecado. Un perdón gratuito, pleno y absoluto y esa es la razón por la cual podemos orar confiadamente el Credo de los Apóstoles: "creo en el perdón de los pecados". Pero tenemos que preguntarnos honestamente  si podemos orar lo que Jesús nos enseñó: "perdónanos, así como nosotros perdonamos..."  porque esta es una afirmación enfática e incuestionable. Si no perdonamos no seremos perdonados.

Hay muchas teorías humanistas en relación con el perdón. Pero frente a nuestro Dios no hay mucho que teorizar, porque la enseñanza de Cristo es muy clara y pasa por la cruz redentora que nos ofrece toda una simbología del perdón: la vertical nos recuerda el perdón y el amor de Dios; la horizontal nos recuerda por un lado el perdón y el amor al prójimo y por el otro el perdón y el amor a uno mismo. 

De mi propia experiencia:  Muchas veces cuando pedimos perdón a Dios lo que en realidad deseamos es ser disculpados. Con esto me refiero a esa idea que yace en el fondo del corazón, que nos hace pensar que en realidad no quisimos hacer nada malo, que no era esa nuestra intención o que fue inevitable hacerlo. Con esto, lo que esperamos en realidad es ser "absueltos" de toda culpa.

Para recibir el regalo del perdón de Dios es necesario decir: -si, cometí un pecado pero estoy arrepentido. Esa convicción la trae el Espíritu de Dios, la misma que hace exclamar al Hijo Pródigo - Padre he pecado contra el cielo y contra ti...  

Creo con toda mi alma, que Dios es suficientemente sabio y bondadoso para escuchar la confesión más inexcusable, descarnada y honesta, porque al fin de cuentas ¿Dónde podríamos escondernos de su mirada? ¿Qué podríamos ocultarle?

¡Oh Señor, gracias por el Amor con que nos perdonas!


Imagen tomada de la web

4 comentarios:

Enrique Soto dijo...

Perdónanos como nosotros perdonamos.
Realmente nos libera tanto el ser perdonados como el perdonar. Lo que guardamos contra alguien no envenena el alma.

Roberto Rodríguez dijo...

SI NO FUERA POR ESA GRAN Y EXTRAORDINARIA BENDICIÓN DE DIOS... La vida sería casi un calvario constante....¡¡¡ GLORIA A DIOS POR SU MISERICORDIA !!!

Clarissa Rodriguez dijo...

Tienes muchas razón, Enrique.

Sin embargo, perdonar tiene sus complejidades. Yo me siento muy interpretada con la pregunta que Pedro le hace a Jesús ¿Cuántas veces debo perdonar...?
Se parece a esa pregunta que uno se hace a veces -¿¡hasta cuando...!?

Porque tal vez no es tan difícil perdonar una ofensa. Pero ¿cómo perdonar las constantes provocaciones de alguien a nuestro lado (un colega fastidioso, un hijo mentiroso, etc.)?
Yo creo que sólo se consigue recordando nuestra situación, comprendiendo el sentido más profundo de nuestra oración: "Perdónanos nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden"

Muchas gracias querido amigo por tu visita.
Un abrazo

Clarissa Rodriguez dijo...

Mi querido Roberto, no puedo estar más de acuerdo contigo.

El perdón de Dios es maravilloso. Cuando Él nos perdona está diciendo: "nunca utilizaré tu confesión en contra tuya y entre los dos todo volverá a ser como antes".
Vuelvo a tomar como ejemplo a Pedro, el Apóstol. El santo Evangelio nos cuenta que Pedro negó a Jesús tres veces y eso fue muy triste. Sin embargo Pedro recibió el encargo del Señor "Apacienta mis ovejas".
Es posible que alguno de sus compañeros haya dicho "Señor, cómo le puedes dar un encargo de tanta responsabilidad a alguien que ha demostrado no ser confiable?".
La única explicación es que Pedro fue perdonado totalmente.

Si, Dios nos perdona, nos restaura, y nos valida como hijos amados.

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