miércoles, 6 de marzo de 2013

Desde la bruma



¿Por qué te abates, alma mía,
y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios,
porque aún he de alabarlo,
¡Salvación mía y Dios Mío!
Salmo 42: 5


¿Por qué te abates, alma mía, y te turbas dentro de mí?  Es interesante este auto-análisis en medio del sufrimiento y la tristeza. No hay recriminaciones para el o los causantes de la aflicción, no hay preguntas buscando la causa, más bien se trata de una auto-reprensión como tratando de poner un paño-frío al ardiente dolor, como diciendo -acuérdate que el Señor está aquí-. Así surge la poderosa convicción de tener una esperanza cierta: Espera en Dios, porque aún he de alabarlo.

En medio de la ansiedad, el desanimo  y la tristeza el salmista se acuerda de su Dios, porque su fe no es superficial; su fe está enraizada en el corazón pero compromete la razón, el entendimiento y la conciencia. Esta fe ha sido construida en la experiencia de vivir bajo la soberanía de  Dios Todopoderoso. Por eso las expresiones ¡Salvación mía y Dios Mío! son espontáneas y veraces.

¡Oh Señor, tu eres nuestra esperanza cierta!

Pintura: Francisco Lorenzo Tardón

2 comentarios:

Roberto Rodríguez dijo...

Este es uno de los salmos que mas me inspira.... BENDICIONES A LOS QUE LEEN LOS SALMOS.

Gladys Lavanderos dijo...

hahaha... me rio porque realmente es difícil no abatirse.... Lo que mas hacemos muchas veces es preocuparnos... Esperar en Dios es lo que deberíamos. Alabarlo y honrarlo....Bendito Dios!!

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