La enseñanza de tu Palabra da luz
de modo que hasta los simples pueden
entender.
Salmo 119: 130
NTV
Todos podemos ser enseñados por la Palabra de Dios, es una Palabra única, verdadera y contiene todo lo que necesitamos saber para caminar sin tropiezo alguno. Al leerla y meditarla, los ojos del entendimiento son iluminados. Dejarse guiar por esta Palabra es obedecer la Ley de Dios.
No existe alguien tan sabio que no pueda encontrar un tesoro en las Sagradas Escrituras, del mismo modo como, aun las personas sin instrucción o formación académica alguna, y hasta los mas simples y menos "espirituales" pueden encontrar las verdades eternas reveladas por el Espíritu de Dios.
La riqueza de la enseñanza divina es inagotable. Da consuelo, instruye, dirige, bendice, corrige, es alimento para el alma y la fe. En ocasiones el texto bíblico nos confronta llevándonos a conflictos personales muy íntimos, pero la luz divina que emana de ella nos puede guiar a obedecer. Obedecemos la Palabra de Dios porque lo amamos a Él.
Sin embargo, en este salmo 119, el salmista va un poco más lejos. Desde el comienzo del salmo queda en evidencia su admiración más completa por la Palabra de Dios, encuentra en ella belleza, alimento, perfección, credibilidad y obedece sus enseñanzas no solo porque ama a Dios, sino también porque ella es Luz eterna, plenamente comprensible y totalmente perfecta.
La enseñanza de tu Palabra da luz. ¿Quien enseña? ¿Bastará con leerla? - La Palabra en si misma lleva la semilla de la Vida del Espíritu de Dios, no necesita adornos porque es completa y perfecta. Es el mismo Espíritu de Dios quien guía la meditación y se encarga de entregar la enseñanza apropiada, lo que nuestra alma necesita. Esa es la razón por la cual antes de leer la Palabra de Dios, hacemos una sencilla plegaria para recibir la correcta enseñanza, aquella que es precisamente, para cada uno de nosotros.
¡Gracias Señor por tu Palabra que es Palabra de Vida y Luz!
NTV
Todos podemos ser enseñados por la Palabra de Dios, es una Palabra única, verdadera y contiene todo lo que necesitamos saber para caminar sin tropiezo alguno. Al leerla y meditarla, los ojos del entendimiento son iluminados. Dejarse guiar por esta Palabra es obedecer la Ley de Dios.
No existe alguien tan sabio que no pueda encontrar un tesoro en las Sagradas Escrituras, del mismo modo como, aun las personas sin instrucción o formación académica alguna, y hasta los mas simples y menos "espirituales" pueden encontrar las verdades eternas reveladas por el Espíritu de Dios.
La riqueza de la enseñanza divina es inagotable. Da consuelo, instruye, dirige, bendice, corrige, es alimento para el alma y la fe. En ocasiones el texto bíblico nos confronta llevándonos a conflictos personales muy íntimos, pero la luz divina que emana de ella nos puede guiar a obedecer. Obedecemos la Palabra de Dios porque lo amamos a Él.
Sin embargo, en este salmo 119, el salmista va un poco más lejos. Desde el comienzo del salmo queda en evidencia su admiración más completa por la Palabra de Dios, encuentra en ella belleza, alimento, perfección, credibilidad y obedece sus enseñanzas no solo porque ama a Dios, sino también porque ella es Luz eterna, plenamente comprensible y totalmente perfecta.
La enseñanza de tu Palabra da luz. ¿Quien enseña? ¿Bastará con leerla? - La Palabra en si misma lleva la semilla de la Vida del Espíritu de Dios, no necesita adornos porque es completa y perfecta. Es el mismo Espíritu de Dios quien guía la meditación y se encarga de entregar la enseñanza apropiada, lo que nuestra alma necesita. Esa es la razón por la cual antes de leer la Palabra de Dios, hacemos una sencilla plegaria para recibir la correcta enseñanza, aquella que es precisamente, para cada uno de nosotros.
¡Gracias Señor por tu Palabra que es Palabra de Vida y Luz!
Pintura: Morgan Weistling
1 comentario:
The answer to every, and anything is found in His Word........
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