Cada mañana

Sácianos cada mañana con tu Amor inagotable,

para que cantemos de alegría hasta el final

de nuestra vida.

Salmo 90: 14

NTV

Cada amanecer es un día de vida que Dios nos ofrece.

Dicen los expertos en nutrición, que el desayuno es la comida más importante del día; la noche trae las horas de descanso y un ayuno obligado por el sueño, así que la mañana, al despertar, es el momento oportuno para reponer energías y enfrentar las tareas y todo lo cotidiano.

En nuestra vida espiritual ¡qué bueno es saciarse del Amor de Dios!

Para el salmista el momento oportuno es cada mañana.

El Amor y la misericordia de Dios nutren nuestra alma, renuevan nuestras fuerzas, revitalizan nuestro ánimo y nos preparan para cantar al Señor de la vida. La alegría surge en forma espontánea, está asociada con la sensación de saciedad.

Cada día al levantarnos podemos elevar esta sencilla oración con el salmista, -Señor, sácianos hoy con tu Amor inagotable... hasta el final de nuestra vida-; y el día del fin, cuando ya no nos levantemos más, seremos llenos de la alegría eterna, junto a nuestro Padre Dios.

Levantarnos cada mañana y prepararnos para ser saciados de ese Amor inagotable de nuestro Dios, no solamente nos hace fuertes espiritualmente, sino también  nos hace más conscientes de la cercanía del Señor, su misericordia, sus bendiciones y todo lo que Él nos ofrece. Es como lavar nuestros ojos y volver a ver el día con esperanza, confianza y alegría verdadera.

Fotografía de Alexander Nerozya