miércoles, 17 de julio de 2013

Eterna compasión



El Señor no rechaza
para siempre;
antes bien, si aflige,
también se compadece
según su gran misericordia,
pues no se complace en afligir
o entristecer
a los hijos de los hombres.
Libro de Lamentaciones 3: 31, 32, 33

Estos versos, que pertenecen al Libro de Lamentaciones, nos recuerdan a los Salmos porque tienen la misma estructura poética y porque expresan con libertad  los sentimientos y emociones de su autor, frente a Dios Todopoderoso.

Todo lo que vivimos es porque Dios lo permite; esto incluye el dolor y  la aflicción.  Hay muchas explicaciones, donde diversos autores y teólogos plantean sus puntos de vista; para algunos se trata de pruebas que estimulan nuestro crecimiento espiritual; para otros es sencillamente, nuestra naturaleza pecaminosa cuyo origen se encuentra en la desobediencia del hombre en el jardín del Edén (como lo relata el Libro de Génesis). De cualquier modo, el Señor jamás nos deja solos, porque se compadece según su gran misericordia.

Es un gran alivio comprender que Dios escucha nuestros ruegos, sabe poner fin a nuestras aflicciones y nos sostiene con su brazo poderoso en todo momento. La compasión de Dios no ha cambiado. Es infinita y eterna, por eso  no rechaza para siempre... no se complace en afligir o entristecer a los hijos de los hombres.

Podemos preguntarnos - ¿En qué o en quién se complace Dios?
El Señor se deleita en los que le temen,
en los que ponen su esperanza en su Amor
inagotable
Salmo 147: 11 - NTV



2 comentarios:

Rosa dijo...

Precioso.

Un beso muy grande, querida Clarissa.

Clarissa Rodriguez dijo...

¡Qué alegría tu visita, amiga!

Gracias querida Rosita por tu compañía y tu amistad que es una verdadera bendición.

Un gran gran abrazo

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