Dichoso aquel a quien tú, Señor,
corriges;
aquel a quien instruyes en tu Ley
Salmo 94: 12
NVI
NVI
Es un gran privilegio recibir la corrección adecuada, de la persona correcta, y en el momento oportuno.
Para el salmista, los mandamientos del Señor son las señales necesarias para caminar con seguridad y firmeza. Es la Ley de Dios la que ilumina nuestros pasos, nos hace más sabios y nos da fortaleza en los tiempos difíciles. Somos afortunados porque mediante la corrección divina, aún las experiencias más duras se transforman en aprendizaje y bendición.
Sólo nos queda a nosotros la tarea de disponer el corazón, con humildad, para recibir de primera mano, con la ayuda del Espíritu de Dios, la corrección, la instrucción y la enseñanza, que finalmente son muestras del inmenso Amor de Dios.
El Salmo 63: 8 dice:
Señor, mi alma se aferra a Ti;
Tu mano derecha me sostiene
Sólo nos queda a nosotros la tarea de disponer el corazón, con humildad, para recibir de primera mano, con la ayuda del Espíritu de Dios, la corrección, la instrucción y la enseñanza, que finalmente son muestras del inmenso Amor de Dios.
El Salmo 63: 8 dice:
Señor, mi alma se aferra a Ti;
Tu mano derecha me sostiene
Pintura: Walter MacEwen
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