Tú,
Señor, eres mi fuerza
¡yo te
amo!
Tú
eres mi protector,
mi
lugar de refugio,
mi
libertador,
mi
Dios,
la
roca que me protege,
mi
escudo,
el
poder que me salva,
mi más
alto escondite.
Tú,
Señor, eres digno de
alabanza;
cuando
te llamo, me salvas de
mis
enemigos.
Salmo
18: 1, 2, 3
Sin duda Dios es todo lo que el
salmista menciona y mucho más.
Todos estos vocativos, nombres o títulos
que aquí encontramos provienen de la experiencia personal, íntima y permanente
con Dios. Expresan devoción, amor, gratitud, fe y la íntima convicción de la
fidelidad de Dios.
Las Sagradas Escrituras nos muestran
numerosos nombres y títulos para Dios. Han sido usados por hombres y mujeres como
una forma de destacar alguna cualidad, un acercamiento, algún favor, o una
percepción íntima. Con ellos han tratado de expresar, en nuestro pobre y
limitado lenguaje, la grandeza, y todos los santos atributos de Dios. Es un
modo de adorar y alabar a Dios y en ese sentido, aquellos nombres alcanzan una
dimensión eterna porque el Espíritu de Dios les da la resonancia necesaria y que,
nuestra condición humana, nunca podría darle.
Algunos otros vocativos (hay muchos)
que encontramos en la Biblia:
Mi parte de la
herencia: (Salmo 16:5)
Mi copa: (Salmo 16:5)
Mi copa: (Salmo 16:5)
Alfarero: (Isaías
64:8)
Creador: (Eclesiastés 12:1)
Creador: (Eclesiastés 12:1)
Rey de Israel:
(Sofonías 3:15)
Rey de Gloria: (Salmo 24:7)
Señor de toda la tierra: (Miqueas 4:13)
El Padre de Gloria: (Efesios 1:17)
Padre de misericordias: (2 Corintios 1:3)
Rey de Gloria: (Salmo 24:7)
Señor de toda la tierra: (Miqueas 4:13)
El Padre de Gloria: (Efesios 1:17)
Padre de misericordias: (2 Corintios 1:3)
El Dios de
nuestros padres [Elohay Avotaynu]: (Hechos 7:32)
Dios de todo consuelo [Elohay Kol HaNechamah]: (2 Corintios 1:3)
Dios de paz [Elohay Shalom]: (Hebreos 13:20)
El Dios de Gloria [Elohay Kavod]: (Hechos 7:2)
El Dios viviente [Elohay Chaiyim]: (2 Corintios 3:3, 6:16)
Señor Todopoderoso [YHVH Shaddai]: (2 Corintios 6:18)
Dios el Más Altísimo [El Elyon]: (Hebreos 7:1)
El Rey de las naciones: (Apocalipsis 15:3)
Legislador y Juez: (Santiago 4:12)
El Rey Eterno Inmortal e Invisible: (1 Timoteo 1:17)
Soberano: (1 Timoteo 6:15)
Fuego Consumidor : (Hebreos 12:29)
Dios de todo consuelo [Elohay Kol HaNechamah]: (2 Corintios 1:3)
Dios de paz [Elohay Shalom]: (Hebreos 13:20)
El Dios de Gloria [Elohay Kavod]: (Hechos 7:2)
El Dios viviente [Elohay Chaiyim]: (2 Corintios 3:3, 6:16)
Señor Todopoderoso [YHVH Shaddai]: (2 Corintios 6:18)
Dios el Más Altísimo [El Elyon]: (Hebreos 7:1)
El Rey de las naciones: (Apocalipsis 15:3)
Legislador y Juez: (Santiago 4:12)
El Rey Eterno Inmortal e Invisible: (1 Timoteo 1:17)
Soberano: (1 Timoteo 6:15)
Fuego Consumidor : (Hebreos 12:29)
…
En nuestras relaciones interpersonales
o familiares existe una tendencia natural a llamar con epítetos cariñosos a
quienes tienen un lugar especial en nuestros afectos.
El salmista parece invitarnos a adorar
a Dios con gratitud y amor, y con nombres especiales, desde nuestra experiencia
de fe, para significar lo sagrado y sublime que encontramos en Él.
En el tiempo en que vivía en Santiago
de Chile, había un personaje urbano muy reconocido. Se instalaba en ciertas
esquinas, siempre saltando, con ambos brazos en alto y una Biblia en la mano.
Todo lo que decía era: ¡Gloria a Dios! ¡Gloria al Pulento! ... La gente que pasaba a su lado no le
prestaba atención y los que se detenían, lo hacían a modo de burla… Hoy, desde
la distancia geográfica y la perspectiva de los años, lo recuerdo con mucho
respeto, algo de nostalgia, también con una sonrisa, pero… me hace reflexionar.
Cuando meditamos en Dios y queremos
decirle algo especialmente íntimo, ¿qué le decimos? ¿Cómo lo llamamos?
Sin olvidar que la oración modelo nos
enseña a santificar el nombre de Dios y recordando el mandamiento “no tomarás el nombre del Señor en vano”,
me atrevo a invitarte a que me acompañes en este ejercicio de llamar a nuestro
Padre Dios, trayendo gloria a su nombre, con nuevos vocativos; los que te
nazcan del fondo de tu alma, y con entera libertad.
Comenzaremos con los nombres que
propone el salmista:
Señor, Tú eres mi protector,
mi lugar de refugio,
mi libertador,
mi Dios,
la roca que me protege,
mi escudo,
el poder que me salva,
mi más alto
escondite…
¡Oh Señor, Tú eres mi hoy!
Pintura: James Jebusa Shannon
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un artículo que comprtí hace algún tiempo
en mi otro blog.
3 comentarios:
Siempre Señor mío, Padre mío, Dios mío.¡Oh Señor Tú eres mi Dios, Tú eres mi Padre!
Te deseo un feliz día del Corpus, querida amiga, y gracias por esta entrada.
Querida Rosita, qué alegría tu visita.
Gracias por compartir estos conceptos tuyos aquí. Cuando Dios deja de ser un ser lejano y distante para convertirse en "Mi Dios", o "Mi Padre" entonces hay una verdadera relación personal con Dios; nuestra fe se enriquece y el amor fluye.
Gracias Rosita por esa riqueza espiritual que nos compartes y que nos bendice.
Un abrazo, muy grande, querida amiga
Mi TODO!!!
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