Invoqué en mi angustia a Jehová,
y Él me oyó;
...
Descendí a los cimientos
de los montes.
La tierra echó sus cerrojos
sobre mi para siempre;
mas Tú sacaste mi vida
de la sepultura,
Jehová, Dios mio.
Cuando mi alma desfallecía
en mí,
me acordé de Jehová,
y mi oración llegó hasta Ti,
hasta tu santo Templo.
(Libro de Jonás cap. 2)
Hoy me apartaré por un momento del libro de los Salmos. He encontrado esta oración del Profeta Jonás, que tiene mucho de algunos salmos que ya conocemos. Con toda seguridad el Profeta conocía los salmos y hasta tendría sus favoritos.
La historia de Jonás es conmovedora. Se trata de un hombre justo, elegido por Dios para entregar un mensaje de arrepentimiento a una ciudad importante. Pero Jonás tiene sus propios juicios y cree que aquella ciudad no merece una oportunidad. Siguiendo sus ideas, Jonás se embarca y viaja en dirección contraria, sobreviene una tempestad y se da cuenta que esta es la manera que Dios usa para recordarle que ha desobedecido; se declara "culpable" con lo cual es echado al mar. Pero Dios tenía preparado un gran pez para salvar la vida de Jonás. Es justamente en el vientre de ese pez donde Jonás levanta esta oración.
Tenemos que reconocer que hoy como en los tiempos antiguos, nuestras decisiones y nuestras acciones lejos del Señor, nos llevan a situaciones difíciles, peligrosas y de muerte. Pero el corazón misericordioso del Señor, escucha nuestras súplicas, nos rescata de maneras asombrosas, nos brinda nuevas oportunidades y nos lleva al lugar seguro.
¡Gracias Señor, muchas gracias porque escuchas nuestras súplicas!
Imagen: Jonah and the whale
Israel Travel Poster
autor: Jean David (1908- 1993)
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