Tu eres mi refugio y mi escudo;
Tu palabra es la fuente de mi esperanza.
Salmo 119: 114
Podemos esperar confiadamente en la palabra del Señor, en sus promesas y en su misericordia, porque es confiable y veraz.
Esperar en el Señor es el bálsamo que alivia nuestros pesares y trae sosiego al alma. Cuando nuestro ánimo decae, cuando llegan las dudas, cuando nos vemos sobrepasados por nuestras circunstancias cotidianas, podemos recurrir a la fuente de nuestra esperanza, para sentirnos fortalecidos y saber que el Señor es nuestro refugio y nuestro escudo.
¡Gracias Señor, porque Tu eres la fuente de nuestra esperanza!
1860 - 1915
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