lunes, 11 de febrero de 2013

Generosidad



Cuando abres tu mano,
sacias el hambre y la sed de todo ser
viviente
Salmo 145: 16

La bondad de Dios y su generosidad tienen mil caminos e infinitos modos de expresión, pero todos están impregnados de los santos atributos de Dios: justicia, amor, misericordia, equidad, eternidad... y todos los demás. No puede ser de otro modo 
porque provienen de Su mano.

La complejidad con que Dios sacia el hambre y la sed de todo ser viviente quizás no la  podríamos dimensionar. Pensemos por ejemplo, en el ciclo productivo de la tierra donde además de la mano que administra la siembra-cosecha, intervienen las condiciones climáticas, las nubes, el sol, el aire, los agentes polinizadores y muchos otros factores. Dios abre su mano y todo calza como un engranaje perfecto.

Sacias el hambre y la sed de todo ser viviente. Hay tantos seres vivos en el desierto, en el mar, en la cordillera, y en muchos otros lugares que dependen únicamente del sustento de Dios. Nosotros también, pero nos cuesta visualizarlo. Nuestros padres se preocuparon de alimentarnos en la infancia, velaron por nuestras necesidades, pero además están esas otras fuentes de nutrición: los amigos, los maestros y tantos medios inesperados a lo largo de nuestra vida; ¿no es esto parte del sustento amoroso de Dios que abre su mano generosamente?

¡Oh Señor, tu santo amor es abrumador!
¡Bendito sea Tu nombre!



Pintura: Wilhelm List
Austria
1863 - 1918


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