Lámpara es a mis pies tu Palabra
y lumbrera a mi camino.
Salmo 119: 105
Las palabras de este verso son claras y reiterativas: La Palabra de Dios es la luz de la vida. Tiene un sentido espiritual pero también un sentido práctico.
Las lumbreras pueden orientar el camino, señalar una dirección, inspirarnos y elevar nuestro espíritu.
En un camino abrupto, escarpado, o en la senda estrecha y con bifurcaciones necesitamos algo más cercano, que se ajuste a nuestras necesidades reales: algo como una lámpara.
Ya no usamos lámparas como las que conoció el salmista, que debían ser limpiadas y preparadas con regular frecuencia, para su buen funcionamiento. En nuestros días, cuando decidimos lanzarnos en una aventura nocturna a campo traviesa, nos preparamos con linternas o lámparas especiales.
Si realmente deseamos que nuestro camino sea iluminado y guiado por la Palabra de Dios, necesariamente tendremos que comenzar por acercarnos a ella, buscando no sólo la inspiración espiritual sino también la luz que impedirá que nuestro pie tropiece.
¡Oh Señor, que nuestra lámpara permanezca encendida hoy!
Pintura: Marianne Stokes
Austria
1855 - 1927
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