Los que confían en Jehová
son como el monte
Sión,
que no se mueve,
sino que permanece
para siempre.
Salmo 125: 1
Cuando vivía lejos de Dios pensaba que debía hacerme cargo de mi propia vida, encontrando un camino propio y luchando contra ese sentimiento de inseguridad, debilidad y temor que a menudo me invadía. A eso lo llamaba responsabilidad. Muchas veces fallaba y entonces me recriminaba pensando que no era lo suficientemente fuerte o lo suficientemente inteligente (¿?)
Hasta que entendí que había puesto mi fe en la persona equivocada. Por mi cuenta, por mis propios medios, estoy destinada al fracaso y la frustración.
Ahora he puesto toda mi confianza en el Señor. Esa confianza no solo me trae la bendición de sentirme en paz, sino también un íntimo sentimiento de seguridad.
El salmista compara la confianza en Dios con la fortaleza de una montaña. Es un monte santo donde hay quietud y serenidad; ese conocimiento nos hace fuertes donde antes eramos débiles.
¡Oh Señor, Tu eres nuestra fortaleza!
Pintura: Kate Winn
2 comentarios:
Gracias, Clarissa, por compartir esta vivencia, la única que colma plenamente, el encuentro con el Señor.
Un beso grande, querida amiga.
Nos equivocamos muchas veces tratando de vivir nuestra fe, pero así, caminando es como podemos avanzar, porque en nuestra búsqueda espiritual el Señor nos sale al encuentro.
Gracias querida amiga, por tu cercanía y tu amistad.
Un abrazo grande grande
Publicar un comentario