del dolor:
que Tu Promesa me da vida.
Salmo 119: 50
La Palabra del Señor es el tema de este salmo (119), que como sabemos, es el más extenso de todo el salterio. Para el salmista no hay consuelo mayor, ni mayor tesoro o riqueza que la Ley de Dios, sus mandamientos y sus promesas.
Dicen que de las hierbas más amargas la abeja recoge la mejor miel; Jesús hizo el mejor vino del agua. Así también para quien ha puesto su esperanza en Dios, las lágrimas pueden engendrar profundo gozo espiritual, cuando somos consolados con la consolación de la Palabra que da Vida: "No os dejaré huérfanos" (Evangelio según San Juan). Esta es la promesa del consuelo mediante el Espíritu de Dios; es poder que re-vitaliza nuestra fe, es como una lámpara en lugar oscuro. Por eso el Apóstol San Pablo dice: "Yo sé a quién he creído"
Traer a la memoria lo que el Espíritu de Dios ha escrito en nuestros corazones es nuestro consuelo en medio del dolor, es la promesa que da vida.
La Palabra del Señor es el tema de este salmo (119), que como sabemos, es el más extenso de todo el salterio. Para el salmista no hay consuelo mayor, ni mayor tesoro o riqueza que la Ley de Dios, sus mandamientos y sus promesas.
Dicen que de las hierbas más amargas la abeja recoge la mejor miel; Jesús hizo el mejor vino del agua. Así también para quien ha puesto su esperanza en Dios, las lágrimas pueden engendrar profundo gozo espiritual, cuando somos consolados con la consolación de la Palabra que da Vida: "No os dejaré huérfanos" (Evangelio según San Juan). Esta es la promesa del consuelo mediante el Espíritu de Dios; es poder que re-vitaliza nuestra fe, es como una lámpara en lugar oscuro. Por eso el Apóstol San Pablo dice: "Yo sé a quién he creído"
Traer a la memoria lo que el Espíritu de Dios ha escrito en nuestros corazones es nuestro consuelo en medio del dolor, es la promesa que da vida.
Ilustración de Leticia Plate
Nació en Buenos Aires, Argentina
actualmente reside en New York
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