Me postraré
hacia tu santo Templo
y alabaré tu nombre
por tu misericordia y tu fidelidad,
porque has engrandecido
tu nombre
y tu palabra sobre todas las cosas.
Salmo 138: 2
Dios y su Palabra permanecen fiel a través de los tiempos y de la historia; sus promesas están respaldadas por su precioso nombre.
El salmista nos invita a la adoración porque ha experimentado y reconocido la fiel misericordia de Dios en su vida.
La decisión de alabar a Dios, honrar su nombre en adoración, siempre nos reportará mayor beneficio que cualquier otra oración, porque nos sitúa en la dimensión que nos corresponde frente a la grandeza de Dios. Postrarse, inclinar el corazón en humildad y adoración a Dios es también una manifestación de amor; un amor que Él mismo ha puesto en sus hijos.
Oh Señor, danos más sensibilidad para reconocer
tu misericordia y grandeza en nuestras vidas.
¡Recibe hoy nuestra adoración!
tu misericordia y grandeza en nuestras vidas.
¡Recibe hoy nuestra adoración!
"Niña con flores"
Henri Martin
Francia
1860 - 1943
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