Clamaré al Dios Altísimo,
al Dios que me favorece.
Salmo 57: 2
Esta es una oración compacta, breve y llena de confianza en Dios. El salmista tiene seguridad pero continua orando porque la fe nunca es muda, sigue orando porque tiene plena certeza en el favor del Dios Altísimo.
Clamamos con nuestra voz y este clamor es una expresión de fe en quien tiene poder para responder a nuestra súplica. Con esa certeza nos unimos para cantar también el estribillo de este salmo:
¡Exaltado seas, Dios,
sobre los cielos!
¡Sobre toda la tierra
sea tu gloria!
Imagen tomada de la web
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