jueves, 10 de noviembre de 2011

No te alejes




¡Despierta!
¿Por qué duermes, Señor?
¡Despierta!
No te alejes para siempre.
¿Por qué escondes tu rostro, y te olvidas
de nuestra aflicción,
y de la opresión nuestra?
Salmo 44:23-24

Esta exclamación aquí es muy demandante. El escritor bíblico sabe bien que Dios no duerme. 
Es una experiencia de abandono y un grito del alma. Muchos de nosotros, en ocasiones, nos hemos sentido así, como si Dios estuviese durmiendo o ausente. 


Quiero pensar que en esta demanda también hay una gran pasión y un ferviente deseo de conocer más a Dios;  Creo también que Dios bendice la sinceridad del alma que, con temor reverente, abre y derrama ante Él su verdad más íntima.


Cada día se hace más necesario tomar conciencia de la soberanía de Dios, porque su tiempo es eternidad, pero también es un Padre amoroso y lleno de bondad.


Recordemos una frase de la sabiduría popular: "detrás de las nubes siempre brilla el sol"


"No se dormirá ni se adormecerá el que guarda a Israel"
Salmo 121:4


ilustración bíblica "Jesús calma la tempestad"
imagen tomada de la web

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