Grande es su gloria
por tu salvación;
honra y majestad
has puesto sobre él.
Salmo 21: 5
No hay palabras para expresar la gloriosa santidad de nuestro Salvador, así mismo nunca serán suficientes todas las alabanzas para honrar al Señor de la Vida.
Sufrió el desprecio y la humillación de la gente, murió de la manera más cruel y vergonzosa, como un criminal. Pero al vencer la muerte fue recibido en gloria y majestad por el Padre, en los cielos.
Jesús, fue glorioso en su humilde nacimiento; glorioso en su muerte y resurrección; y glorioso en su eterna santidad en los cielos.
¡Oh Señor, glorioso es tu nombre!
¡A ti toda honra y majestad!
Ilustraciones de Martha Wendelin
1893 - 1986
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