Susténtame conforme a tu palabra,
y viviré;
Y no quede yo
avergonzado
de mi esperanza.
Salmo 119: 116
Es la palabra de Dios y sus promesas lo que nos sustenta y mantiene viva nuestra esperanza en ÉL. Podríamos avergonzarnos de lo que decimos, de lo que hacemos e incluso podríamos sentir vergüenza de lo que pensamos, porque brota de nosotros mismos; pero nunca (lo digo con mucha convicción) nos avergonzaremos de nuestra esperanza, porque brota del espíritu de Dios.
Podemos esperar confiadamente, aun en medio de situaciones que consideramos insostenibles, porque Dios cumplirá su palabra.
Hoy quiero decir, como el profeta Miqueas:
"Yo voy a esperar en Dios"
(Miqueas 7: 7)
Hoy quiero decir, como el profeta Miqueas:
"Yo voy a esperar en Dios"
(Miqueas 7: 7)
Old man in prayer
Rembrandt Van Rijn
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