Se levanta el Señor y sus enemigos se dispersan,
quienes le odian huyen ante su presencia.
Igual que se dispersa el humo, así desaparecen;
como, al contacto del fuego, se derrite la cera,
así perecen los impíos en la presencia del Señor.
Salmo 68: 1, 2
Este Salmo 68 es un cántico potente y ardiente para exaltar la santidad y el poder de Dios. Las imágenes que nos propone el salmista tienen mucha fuerza y son muy gráficas pero, palidecen ante la real santidad y poderío de Dios.
Los cristianos anhelamos que el Señor se levante en gloria y sus enemigos sean esparcidos. Pero también este verso nos lleva a meditar en el segundo advenimiento de Cristo. El acontecimiento más glorioso de nuestra fe. La esperanza del regreso a nuestro verdadero hogar con nuestro Padre Dios.
¡Oh Señor, santo y poderoso
anhelamos tu presencia!
anhelamos tu presencia!
Ilustración: Margaret Tarrant
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