La tierra dará su fruto;
nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.
Salmo 67: 6
Cada vez que una persona prepara la tierra para la siembra, en las grandes o pequeñas extensiones de terreno destinadas a la agricultura, lo hace con la certeza de que obtendrá buen fruto de su buena semilla. Parece una sencilla ecuación matemática: buena semilla, buena tierra, y buena faena; el resultado no puede ser otro que buena cosecha. Pero es Dios quien da el crecimiento y multiplica el resultado.
Este salmo 67 es una canto de gratitud por las bendiciones de Dios hacia su pueblo, especialmente por la cosecha abundante. El estribillo de esta canción dice:
¡Alábente, Dios, los pueblos
todos los pueblos te alaben!
Las bendiciones de Dios son tantas, su misericordia es eterna, gratuita e inagotable. Pero la mayor bendición es el amor de Dios expresado en Jesucristo, mediante quién podemos llegar a decir: -Dios nuestro, Padre nuestro.
"Manzanas"
Félix Vallotton
Suiza
1865 - 1925
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