A Él clamé con mi boca
y fue exaltado con mi lengua.
Salmo 66: 17
A Él clamé con mi boca y fue exaltado con mi lengua. Esta expresión del salmista sugiere una doble acción: clamar y dar gracias. Sin embargo es muy difícil, diría imposible, pronunciar dos palabras al mismo tiempo. Pero podemos imaginar que el salmista, mientras clama y en voz alta expresa su ruego, "debajo de la lengua", o como se dice aquí en Chile, "en la punta de la lengua" tiene una palabra de exaltación, una frase de gratitud a Dios.
En otros términos, mientras el salmista emite su ruego, silenciosamente, en el corazón, ya está dando gracias a Dios por haberlo escuchado.
Cuando nos sentimos invadidos por la angustia, podemos hacer un esfuerzo supremo y elevar una plegaria, pidiendo la ayuda de Dios. Pero casi siempre lo hacemos como la gente de aquel pueblo que todos los días pedía que Dios enviara lluvia, pero nadie sacaba su paraguas, muchísimo menos daba gracias.
¡Oh Señor, enséñame a exaltarte!
"En el umbral de la eternidad"
Vincent Van Gogh
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