domingo, 21 de agosto de 2011

Óyeme Jehová



Respóndeme, Jehová,
porque benigna 
es tu misericordia;
mírame conforme a la multitud
de tus piedades.
No escondas de tu siervo tu rostro,
porque estoy angustiado.
¡Apresúrate, óyeme!
Salmo 69:16,17




The Prayer
Cicely Mary Barker




1 comentario:

Clarissa Rodriguez dijo...

Ayer me contaron esta historia. Se que circula en la web, pero, de todos modos quiero compartirla. Me hizo sonreír.
"Había una vez, un rey que no creía en Dios. Tenía, sin embargo, un súbdito que siempre le recordaba la bondad de Dios y ante cualquier circunstancia adversa, le decía: -Rey mío, no se desanime, Esperemos en Dios. Él todo lo hace perfecto. ¡El nunca se equivoca!-
Un día, durante una cacería real, una fiera atacó al rey. Su fiel súbdito consiguió matar al animal pero no pudo evitar que su Majestad perdiese su dedo meñique, de la mano derecha.

Ante el rey indignado, el siervo dice: -Rey mío, a pesar de todas estas cosas, solamente puedo decirle que Dios es bueno, ¡El nunca se equivoca!-
Más indignado aun el rey, ante la respuesta del súbdito, mandó que fuese encarcelado y puesto en la celda más oscura del reino.
Después de algún tiempo, el rey salió nuevamente de cacería. Esta vez fue atacado, por una tribu de salvajes que vivían en la selva. Ellos eran temidos porque se sabía que practicaban sacrificios humanos a sus dioses.
Con la captura del rey, comenzaron los preparativos para el ritual del sacrificio. Cuando ya tenían todo listo, y el rey estaba delante del altar, el sacerdote de la tribu examinó a la víctima, y enseguida exclamó furioso: -¡Este hombre no puede ser sacrificado, Es defectuoso!.... ¡Le falta un dedo!-
De esta manera el rey fue liberado.
El rey vuelve a su palacio, muy contento y aliviado por su suerte. Se acordó de su súbdito y pidió que lo trajeran ante su presencia. Al ver a su siervo, lo abrazó afectuosamente y dijo: -realmente sólo Dios pudo salvarme. Dios ha sido bueno conmigo. He escapado de una muerte segura, justamente porque no tenía uno de mis dedos.-
-Pero ahora tengo una gran duda: si Dios es tan bueno, por qué permitió que estuvieses preso, tú que tanto lo defendiste?- El siervo sonrió, y le dice: -Rey mío, Todo lo que Dios hace es perfecto. ¡El nunca se equivoca! Si yo hubiera estado junto a usted en esa cacería, seguramente habría sido sacrificado en su lugar, ¡a mi no me falta ningún dedo!”:

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