Aunque yo esté afligido
y necesitado,
Jehová pensará de mí.
Mi ayuda y mi libertador eres Tú.
¡Dios mío, no te tardes!
Salmo 40:17
Este Salmo comienza diciendo "Pacientemente esperé a Jehová..."
y termina diciendo ¡Dios mío, no te tardes!
Es decir, el salmista es una persona que siente igual como cualquiera de nosotros. En los momentos de aflicción los minutos son eternos... ni hablar de los días.
Dios permanentemente "piensa" en sus hijos y está atento con el "oportuno socorro"
Mi ayuda y mi libertador eres Tú. Realmente podemos confiar en que Dios está de nuestro lado. En la misma medida en que confiamos en Él, somos liberados de la ansiedad y el temor.
Hay momentos en que parece que las circunstancias nos sobrepasan. Quizás así se sentía el hombre que trajo a su hijo enfermo delante de Jesús, pidiendo socorro. Jesús le dice: "Si puedes creer, al que cree todo le es posible". El padre del muchacho le responde (muy honestamente creo yo) "Creo; ayuda mi incredulidad" (Evangelio según San Marcos)
Señor, ¡ayúdame a confiar completamente en tu Amor!
Ilustración
Jack and Jill
Walter Crane
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