Toda gloriosa es la hija del Rey
en su morada;
de brocato de oro es su vestido.
Salmo 45:13
Desde el Génesis Dios nos viene "prestando ropa". Esa primera vez, Dios cubre la desnudez de la vergüenza del hombre con el vestido del perdón.
Mucho más adelante, Jesús nos enseñó la parábola del Hijo Pródigo para explicarnos que cuando llegamos a su morada, Dios nos recibe como hijos e hijas y cambia nuestro viejo ropaje de luto, pobreza, miseria y dolor por ropas de honor y celebración.
Dios sigue siendo el mismo del Génesis, de la antigüedad y del futuro; hoy, cuando nos acercamos a Él, también nos viste con ropas de fiesta. Son vestidos de alegría y de esperanza; la luminosidad de estos vestidos nos impregna el alma y baña nuestros ojos de una luz nueva y renovada que ilumina todo a nuestro alrededor. Esta es la manera en que Dios nos permite ver y sentir que realmente somos hijos e hijas del Gran Rey.
Mucho más adelante, Jesús nos enseñó la parábola del Hijo Pródigo para explicarnos que cuando llegamos a su morada, Dios nos recibe como hijos e hijas y cambia nuestro viejo ropaje de luto, pobreza, miseria y dolor por ropas de honor y celebración.
Dios sigue siendo el mismo del Génesis, de la antigüedad y del futuro; hoy, cuando nos acercamos a Él, también nos viste con ropas de fiesta. Son vestidos de alegría y de esperanza; la luminosidad de estos vestidos nos impregna el alma y baña nuestros ojos de una luz nueva y renovada que ilumina todo a nuestro alrededor. Esta es la manera en que Dios nos permite ver y sentir que realmente somos hijos e hijas del Gran Rey.
de Rosie-Posie Book
Anne Anderson
No hay comentarios:
Publicar un comentario