Haz bien a tu siervo, que viva
y guarde Tu palabra.
Salmo 119: 17
Para el salmista no es suficiente el propósito o la decisión de su corazón de ser fiel a la Ley de Dios. Aquí le pide a Dios mismo, como un supremo bien, que junto con el aliento de vida lo mantenga fiel a esa Ley.
Creo que implícitamente, está reconociendo cuán inconstante es la naturaleza humana. En este sentido Jesús trazó un camino que nos mantiene con vida verdadera y nos enseñó que amando a Dios por sobre todas las cosas y amando al prójimo estamos guardando la Ley de Dios.
Jesús dijo: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente...amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas. - Evangelio según San Mateo
Madonna del Libro
Sandro Botticelli
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