Jehová, Señor,
potente salvador mío,
Tú pusiste a cubierto mi cabeza
en el día de batalla
Salmo 140: 7
Tal como lo declara el salmista en este verso, hoy también, el Señor es nuestro potente salvador. Él es el escudo eterno que nos brinda protección y seguridad.
En cada momento de nuestra vida, necesitamos contar con la protección de nuestro Dios, porque no existe una mejor cobertura. Estoy segura de que todos podemos recordar algún momento en que la mano de nuestro Dios nos libró de algún peligro. Esos momentos son como pequeños rayos luminosos que fortalecen nuestra fe. Sin embargo son muchas más las ocasiones en que Dios nos protege y pone a cubierto nuestra cabeza brindándonos lo que llamamos "un día normal", en medio de la batalla cotidiana.
Ya sea que nos demos cuenta o no del cuidado amoroso de Dios, podemos tener la certeza de que sigue siendo nuestro Potente Salvador.
fotografía de Yale Joel
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