Sé para mi una roca de refugio
adonde recurra yo continuamente.
Tú has dado mandamiento
para salvarme,
porque Tú eres mi roca
y mi fortaleza
Salmo 71: 3
La figura de la roca, la Roca eterna, es recurrente en los salmos. Es una imagen que todos podemos entender y asociar con firmeza, seguridad y refugio en medio de la tormenta. Aquí representa lo que Dios nos da a través de sus mandamientos que no cambian y que nos proveen un marco de completa seguridad y confianza. Guardarlos, es un acto de amor a Dios y mientras más lo amamos más confiados y a salvo nos sentimos, porque como dice el Apóstol San Juan "el perfecto amor echa fuera el temor".
Por nuestra naturaleza cambiante, nuestros buenos propósitos se van desgastando; cuando creemos que algo lo dominamos tendemos a relajar los gestos y las actitudes. Pero la ley de Dios no admite relajos, es una sola, como una roca firme. Los mandamientos de Dios son eternos; continuamente, una y otra vez podemos volver a leerlos, consultarlos, meditarlos porque no cambian. Los mandamientos de Dios son palabra viva, que nutre el espíritu y alimenta el alma, por eso el salmista dice que necesita recurrir a ellos continuamente.
¡Gracias Señor, por tus mandamientos!
La figura de la roca, la Roca eterna, es recurrente en los salmos. Es una imagen que todos podemos entender y asociar con firmeza, seguridad y refugio en medio de la tormenta. Aquí representa lo que Dios nos da a través de sus mandamientos que no cambian y que nos proveen un marco de completa seguridad y confianza. Guardarlos, es un acto de amor a Dios y mientras más lo amamos más confiados y a salvo nos sentimos, porque como dice el Apóstol San Juan "el perfecto amor echa fuera el temor".
Por nuestra naturaleza cambiante, nuestros buenos propósitos se van desgastando; cuando creemos que algo lo dominamos tendemos a relajar los gestos y las actitudes. Pero la ley de Dios no admite relajos, es una sola, como una roca firme. Los mandamientos de Dios son eternos; continuamente, una y otra vez podemos volver a leerlos, consultarlos, meditarlos porque no cambian. Los mandamientos de Dios son palabra viva, que nutre el espíritu y alimenta el alma, por eso el salmista dice que necesita recurrir a ellos continuamente.
¡Gracias Señor, por tus mandamientos!
"Leyendo"
Gerhard Richter
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