domingo, 19 de febrero de 2012

Evidencias




Mi carne y mi corazón desfallecen;
mas la roca de mi corazón
y mi porción
es Dios para siempre.
Salmo 73: 26

Sin duda esta es una conclusión elocuente, que viene de la reflexión profunda del salmista. Encuentra finalmente una razón importante para confiar  en Dios. Ya no sólo es el temor reverente, frente a un Dios distante y enigmático. Tampoco es la imagen de un Dios empequeñecido por el uso trivial de su nombre.

La roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. Ahora es certeza de la fidelidad de Dios, de su santidad y su Amor eterno que no cambia. La Roca que permanece a pesar de mis debilidades humanas.

¡Oh Dios, Tu eres nuestra Roca eterna!

Ilustración tomada de la web


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