jueves, 31 de octubre de 2013

Con ánimo y valor




Cobren ánimo y ármense
de valor,
todos los que en el Señor
esperan.
Salmo 31: 24

Ánimo, valor, fuerza, poder, son palabras poderosas cual dinamita, cuando son expresiones del Espíritu del Señor que nos hace "más que vencedores por medio de aquel que nos amó" - Romanos 8:37

Necesitamos, hoy más que antes, creer y atesorar estas palabras que fueron escritas para nosotros. Cobrar ánimo es cambiar nuestro desaliento por esperanza; es romper los obstáculos con el poder de la Palabra de Dios y es también encontrar consuelo en el Amor de Dios cuando las penas nos alcanzan. 

Aunque es muy conocido este pasaje de la carta a los Romanos, escrita por el Apóstol San Pablo, me parece 
oportuno recordarlo hoy: 
"Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida,
ni ángeles, ni principados, ni potestades,
ni lo presente, ni lo por venir,
ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna cosa creada
nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro"
Romanos 8. 38, 39

En Tí Señor, cobramos ánimo y valor
para vivir con integridad y rectitud 


Pintura: Sue Halstenberg

miércoles, 30 de octubre de 2013

Integridad y rectitud




Sean mi protección la
integridad y la rectitud,
porque en Tí he puesto mi
esperanza.
Salmo 25: 21

Integridad y rectitud van de la mano. Representan el bien moral y en el sentido bíblico significan mucho más que la mera conducta aprendida porque implican: limpieza, pureza, honradez y justicia. Es mucho más que abtenerse de mentir o de robar o de engañar. Una persona íntegra y recta es alguien en quien se puede confiar.

Las personas íntegras son sencillas en su conducta; no esconden lo que están haciendo y son consecuentes con sus dichos y su manera de pensar y hablar. Son personas "en cuyo espíritu no hay engaño" (Salmo 32:2).

Las personas que caminan en integridad y rectitud se reconocen porque aman "todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre..." (Filipenses 4:8)

En nuestra naturaleza humana, tan finita y pecaminosa,  me parece que no podríamos dar pasos en integridad y rectitud si nuestros ojos no estuviesen puestos en el Señor. Sólo en Él podemos abrazar "todo lo verdadero" y todo lo que "es digno de alabanza".  Para el Señor somos apartados "para alabanza de su gloria", cuando nos rendimos con humildad a su santa soberanía; cuando permitimos que su Palabra de Verdad llene nuestra alma y todo nuestro ser. De este modo nuestra conducta será limpia, no por un esfuerzo de la voluntad, sino como consecuencia  de un corazón limpio que sólo puede actuar, pensar, hacer y amar con íntegridad y rectitud.

¡Oh Señor ayúdanos a hacer de
la integridad y la rectitud nuestra manera de vivir
porque en Tí hemos puesto nuestra esperanza!

Pintura: José Miguel Román Frances

martes, 29 de octubre de 2013

Respuestas oportunas



Yo, Señor, espero en Tí;
Tú, Señor, y Dios mío,
serás quién responda.
Salmo 38: 15

A nuestro Padre Dios le podemos contar todo acerca de nuestros sentimientos. Podemos decirle cuán profunda es nuestra desesperación por nuestros pecados y errores, podemos contarle cuán fracasados nos sentimos, pero nada de esto nos puede hacer pensar que Él nos ha abandonado.

La gracia de Dios y su misericordia son nuestra esperanza cierta.
En este salmo de David, observamos cuánto desaliento llegó a sentir, pero aun así mantuvo su fe en Dios, sin permitirse un momento de duda o incredulidad. Por eso exclama:
Tú, Señor, y Dios mío,
serás quién responda.

Las respuestas de Dios pueden no estar en conformidad con nuestros deseos, pueden tardar más de lo que nos gustaría; pero siempre serán bendiciones espirituales. En el tiempo de Dios, Él siempre responde. 
De mi experiencia personal he aprendido que cuando le pido algo a Dios, lo mejor es esperar su respuesta sin tomar decisiones, sin precipitarse, en quietud, caminando de su mano, paso a paso y ... esperar... porque la respuesta llegará sin falta.

Oh Señor, concédenos tener esa clase de confianza que
espera en tu gran Amor. Sabiendo que 
cuando hablas, hablas por Amor 
y que cuando callas, 
callas por Amor.

Fotografía: LinderRox

lunes, 28 de octubre de 2013

Esperanza verdadera



Muy de mañana me levanto
a pedir ayuda;
en tus palabras he puesto
mi esperanza
Salmo 119: 147

Según el poeta estadounidense (ciudadano británico), T.S. Eliot, "la esperanza consiste en esperar"

"Le dije a mi alma, quédate
quieta y espera sin expectativas,
pues tenerlas supondría esperar
erradamente; espera sin amor,
pues sería amor a cosa equivocada,
hay todavía fe, pero la fe
y el amor y la esperanza consisten
en esperar..."
(T.S. Eliot, tomado de sus Cuatro Cuartetos, East Coker, III)

Podemos o no, estar de acuerdo con el poeta pero me parece que en algo tiene mucha razón: la esperanza consiste en esperar, especialmente cuando nuestra esperanza esta puesta en el lugar correcto. El salmista le dice al Señor:
en tus palabras he puesto
mi esperanza.

Al presentarnos cada mañana ante el Señor, nuestra esperanza se revitaliza, renace con la certeza de que sus misericordias  "nuevas son cada mañana, grande es su fidelidad".
Esperamos con fe y con amor.

Nosotros hoy ponemos nuestra esperanza en Jesucristo, el Verbo Encarnado, nuestra Esperanza de Vida Verdadera y eterna, según la promesa que encontramos en el libro de Hebreos:
"Mantengamos firme,
sin fluctuar,
la profesión de nuestra Esperanza
porque fiel
es el que prometió"
(Hebreos 10:23)

Pintura: Michael Gorban

domingo, 27 de octubre de 2013

Con reverencia




Vengan, postrémonos reverentes,
doblemos la rodilla
ante el Señor nuestro Hacedor.
Salmo 95: 6

El acto de arrodillarse es también un acto de humildad al reconocer la grandeza y la soberanía del Señor. El Apóstol San Pablo nos enseña, con mucha autoridad, en su carta a los Romanos:
"Porque escrito está:
Vivo yo, dice el Señor, 
que ante mi se doblará toda rodilla, 
y toda lengua
confesará a Dios"
Romanos 14:11

Hoy, la voz del salmista nos invita a unirnos a todos los cristianos que en este mismo momento adoran, alaban, reconocen y se presentan delante del Señor con acción de gracias, con reverencia y mucho amor, para decirle:

¡Me arrodillo ante Ti, Dios mio
Señor del universo!
¡Me arrodillo con el corazón!


Ilustración: Jessie Willcox Smith

sábado, 26 de octubre de 2013

Palabra de vida



Que entone mi lengua
un cántico a tu Palabra,
pues todos tus mandamientos
son justos.
Salmo 119: 172

Todo lo que se diga de la Palabra de Dios siempre será insuficiente para expresar su riqueza que es inagotable. Me refiero específicamente a las Sagradas Escrituras. El Apóstol San Pablo escribiendo a Timoteo, dice: 
"Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, 
para reprender, para corregir y 
para instruir en la justicia
(2 Tim. 3:16).

Cuando Dios entregó su Palabra escrita a los hombre, a través de Moisés, en los 10 Mandamientos, también dijo: 
"Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. 
Incúlcalas a tus hijos, y háblales de ellas 
cuando estés en tu casa 
y cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte. 
Átalas a tu mano como un signo, 
y que estén como una marca sobre tu frente. 
Escríbelas en las puertas de tu casa y en sus postes
Deut. 6: 6-9

Mucho tiempo ha pasado desde que se escribió la Palabra de Dios. Quizás ningún libro ha sido tan elogiado, consultado y admirado; pero también ninguno ha sufrido tantos ataques y de tantas maneras. Tener la Palabra de Dios, hoy, escrita, distribuida  y difundida de tantas maneras, es una bendición que merece ser reconocida. Ella sigue dándonos consuelo, inspiración, fortaleza, disciplina, enseñándonos día a día los misterios del Amor de Dios, su grandeza, poderío y santidad. Por eso nos unimos al salmista para decir:

Que entone mi lengua
un cántico a tu Palabra,
pues todos tus mandamientos
son justos.

Pintura: Edmund C. Tarbell 
(intervenida con un poema escrito a máquina antigua)

viernes, 25 de octubre de 2013

Ayuda aportuna




Me empujaron con violencia para
que cayera,
pero el Señor me ayudó.
El Señor es mi fuerza y mi canto;
¡Él es mi salvación!
Salmo 118: 13, 14

Las sendas que transitamos a diario etán lejos de ser calzadas pavimentadas. En lugar de eso nos encontramos con sendas llenas de baches, trampas, letreros engañosos y diversas condiciones que nos podrían hacer caer.
Pero el Señor, nuestro Dios, que todo lo ve 
y todo lo sabe, es quien nos ayuda.

Pocas veces tenemos conciencia de todos los peligros a que estamos expuestos y de los que somos librados por la misericordia de Dios. Algunos están en el camino y otros tienen relación con nuestros comportamientos erráticos (Pensaba en esto, cuando me di cuenta que la llave de mi casa había quedado puesta en la puerta de entrada... pero por el lado que da hacia la calle).

Que no tengamos que lamentar accidentes, pérdidas o "caidas" no significa que los peligros no existan. Cuando, por alguna razón, tenemos conciencia de cómo Dios nos ha librado  de algún peligro, o meditamos en toda la ayuda que de Él recibimos en todo lo que hacemos; cuando nos detenemos para "ver" todas sus bendiciones y tenemos certeza que Él hace prosperar nuestras tareas y labores diarias; cuando sentimos que Él multiplica nuestras fuerzas  y nos sostiene con el gozo con su Salvación; entonces podemos llegar a afirmar como el salmista:  

El Señor es mi fuerza y mi canto;
¡Él es mi salvación!

Pintura: Michael Gorban

jueves, 24 de octubre de 2013

Grandiosa majestad



¡Alaba, alma mía, al Señor!
Señor mi Dios, Tú eres grandioso;
te has revestido de gloria y majestad.
Te cubres de luz como con un manto;
extiendes los cielos como un velo.
Afirmas sobre las aguas tus 
altos aposentos
y haces de las nubes tus 
carros de guerra.
¡Tú cabalgas en las alas del viento!
¡Haces de los vientos tus mensajeros,
y de las llamas de fuego tus
servidores.
Salmo 104: 1-4

Nada de lo que digamos  parece ser suficiente para alabar a Dios. Nuestras palabras son pobres para expresar lo que Dios se merece. Sin embargo nuestra alabanza a Dios parece ser muy viva y profunda cuando tomamos contacto con la naturaleza. En este sentido, ya sea en la playa, en el campo o la montaña, podemos encontrar las huellas de nuestro Dios-Creador; ellas sensibilizan nuestra alma, nos emocionan y nos permiten meditar con mucha libertad en la grandeza y majestad de Dios, nuestro Padre-Dios. En esos momentos surge en forma espontánea, en nuestro dialogo interno, algo similar a lo que el salmista escribió para nosotros hoy: 

¡Alaba, alma mía, al Señor!
¡Señor mi Dios, Tú eres grandioso!

Pintura: William Merritt Chase

miércoles, 23 de octubre de 2013

Momento para confiar



El justo será siempre
recordado;
ciertamente nunca  fracasará.
Salmo 112: 6

Muchas veces nos invade un sentimiento de fracaso, especialmente cuando las cosas no resultan como esperábamos. En esos momentos nos sentimos completamente desvalidos e inseguros.

Sólo cuando ponemos toda nuestra esperanza y todas nuestras expectativas en el Señor se cumple lo que el salmista afirma: 
El justo... ciertamente nunca  fracasará.
Aunque "nunca" es una palabra sólo atribuible a Dios (no se da entre los seres humanos), esta afirmación tiene sentido porque nuestros tiempos están escondidos en la eternidad de Dios. En su perfección aun nuestros errores pueden ser redimidos, y las consecuencias adversas Él las usa para sus santos propósitos porque somos justificados a través de Jesucristo.

Cuando ponemos nuestra vida completa en las manos del Señor, en momentos de desaliento, el Espíritu de Dios trae a nuestra memoria sus grandiosas y eternas promesas; lo digo porque lo he experimentado. Hoy en medio de mi propio desaliento, recordé lo que dice el libro de Hebreos: "estamos seguros de que les espera lo mejor; es decir, lo que atañe a la Salvación" (Heb. 6: 9)

Todos necesitamos sentirnos seguros. Pero lo importante es 
saber en quien buscamos esa seguridad. 
Dios ha dicho "Nunca te dejaré; jamás te abandonaré" 
Así que podemos decir con toda confianza: 
"El Señor es quien me ayuda; no temeré"
Libro de Hebreos 13: 5, 6

Pintura: Alexandre Benois


martes, 22 de octubre de 2013

El Camino correcto



Me he puesto a pensar en
mis caminos,
y he orientado mis pasos
hacia tus estatutos.
Salmo 119: 59

Este verso es en realidad una reflexión profunda donde el salmista se permite dudar de sus pasos. Ese instante de meditación lo lleva al camino correcto.

Tenemos que reconocer que uno de los grades desafíos de la vida en Cristo y el camino espiritual que nos indican los mandamientos de Dios, es dejar de lado nuestra auto-referencia. Nos cuesta abandonar esa íntima creencia que nos hace confiar ciegamente en nuestra propia opinión. Porque en cierta forma creemos tener las capacidades y habilidades adecuadas para tomar decisiones correctas y pretendemos saber de qué se trata todo. 
Pero cuando se trata de los Caminos del Señor, sólo Él puede guiarnos, paso a paso. Comprender esto, tal como lo dice el salmista es re-orientar nuestros pasos hacia ÉL. Significa en otras palabras, aquietar nuestro diálogo interno, acallar nuestra propia voz interior, y dejar de creer en nosotros mismo, para permitirnos escuchar la voz del Espíritu de Dios, que nos guía en forma segura y correcta

Sabemos que Dios es infinitamente perfecto, aceptamos que Él es la sabiduría misma y sin embargo pocas veces vamos a su presencia para preguntarle hacia dónde dirigir nuestros pasos o para someter a su juicio nuestros proyectos.

El salmista nos desafía a meditar en nuestros caminos y si es necesario abandonarlos, para orientar nuestros pasos hacia los estatutos del Señor.

Pintura: Ferdinand Hodler

lunes, 21 de octubre de 2013

Oportuno socorro




Apresúrate, oh Dios, a rescatarme;
¡Apresúrate, Señor, a socorrerme!
Salmo 70: 1

Esta exclamación de urgencia se repite en varios salmos.
Al igual que para  nosotros hoy, para el salmista y para cualquier persona, es muy difícil mantener serenidad, calma y tranquilidad cuando el peligro acecha en forma evidente. 
Nuestra fe es puesta a prueba muchas veces y de muchas maneras, pero sabemos que Dios jamás abandona a sus hijos. 

Pedir ayuda a Dios es reconocer que nadie más tiene el poder para socorrernos y en ese sentido, lo mejor que podemos hacer es mantener nuestra súplica con esperanza y acción de gracias, sabiendo que Él tiene un orden y un tiempo para todo y para todos.
La misericordia de Dios y su Amor jamás nos dejan  y nos ayudan a transitar por nuestros valles de sombra de muerte. Si nos mantenemos confiando en su Amor y su gran poder, en lugar de enfocarnos en nuestras urgencias, podemos sobrellevar mucho mejor cualquier circunstancia que nos aflija.

¡Gracias, Señor porque podemos confiar plenamente
en tu oportuno socorro!

domingo, 20 de octubre de 2013

Entendimiento infinito




Excelso es nuestro Señor y 
grande su poder;
su entendimiento es infinito
Salmo 147: 5

La distancia que hay entre Dios y el ser humano es infinita. Pero cuando lo decimos, pocas veces alcanzamos 
a dimensionar su significado.

En el desarrollo de nuestra vida humana, aprendemos de muchas personas, podemos estudiar los textos de algún científico, o de algún historiador, por ejemplo, y de este modo nos formarnos una idea y quizás hasta llegamos a comprender lo que estudiamos.

En el mundo espiritual es completamente distinto. Podemos estudiar literatura cristiana, o teología y nuestro conocimiento de Dios sería escaso. Podemos tratar de entender las Sagradas Escrituras y buscar con afán la comunión con Dios y al final siempre tendríamos la certeza de que Dios es infinitamente excelso y su sabiduría sobrepasa nuestra capacidad de entendimiento. Todo lo que sabemos o comprendemos de Dios, se debe únicamente a lo que Él mismo nos ha revelado a través de su Espíritu de Verdad.

El salmista dice en este mismo poema: 
"El determina el número de las estrellas
y a todas ellas les pone nombre"

Meditar en las grandes obras de Dios, la inmensidad del universo o la asombrosa complejidad de los mundos microscópicos nos sitúa justo en medio de la grandeza de Dios, podemos sentir su compañía y por fe aceptamos el misterio de su Amor.  Nuestro Dios  es maravilloso, lo llamamos Creador, Poderoso Señor, Excelso sobre todas las cosas, pero ningún título o nombre alcanza para significar todo su poder, grandeza, eternidad, sabiduría y santidad.

¡Oh Señor, enséñanos a ser más conscientes de tu grandeza!
¡Bendito sea tu nombre para siempre!

Pintura: Alexey Slusar

sábado, 19 de octubre de 2013

En libertad




En su angustia clamaron al Señor,
y Él los salvó de su aflicción.
Los sacó de las sombras tenebrosas
y rompió en pedazos sus cadenas.
Salmo 107: 13, 14

Aunque el tema central de este poema parece ser la intervención de Dios en la liberación de su pueblo cautivo en Babilonia, podemos entender que Dios está interesado en liberar a todos los seres humanos, cualquiera sea su aflicción.

La libertad es un bien invaluable, pero mucho más lo es la libertad del alma y del espíritu. El salmista describe muy bien los tipos de prisiones que nos atormentan. Somos presa fácil de nuestros temores que se transforman rápidamente en aflicciones. A veces nos sentimos amenazados y atrapados en las sombras tenebrosas que llenan nuestro corazón de miedo a lo desconocido, creemos ver amenazas allí donde reina la oscuridad y el silencio. Finalmente aflicciones y sombras se transforman en cadenas que coartan nuestras acciones, nos inmovilizan y, nos privan de la alegría de vivir que es una de las grandes bendiciones de Dios.

"A libertad fuisteis llamados", dice el Apóstol San Pablo en el libro de Gálatas. Una libertad espiritual que Dios ha dispuesto para todos sus hijos. Conquistada por Jesucristo, el Hijo de Dios, en una cruz para que seamos libres de pecado, libres de opresión, libres de temores, en definitiva,  libres para aceptar que Dios es nuestro Padre. Esa libertad el salmista la encuadra en tres pasos: salvos de aflicción... lejos de las sombras tenebrosas... liberados de nuestras cadenas.

Me pregunto si realmente tenemos el coraje de clamar por nuestra libertad, para rendirnos a la soberanía de Dios. Creo que la mayor parte del tiempo pedimos que Dios nos ayude con algunos aspectos de nuestra vida, pero nos reservamos ciertas áreas donde nos sentimos muy seguros.

¡Oh Señor, Tú eres nuestra verdadera libertad!

Pintura: Peter Max

viernes, 18 de octubre de 2013

La voz del corazón




El corazón me dice:
"¡Busca su rostro!"
Y yo, Señor, tu rostro busco.
Salmo 27: 8

La voz de un corazón sencillo y humilde es la voz de nuestra conciencia moral. Es también la voz que clama por el bien supremo que sólo se encuentra junto a Dios.

Quizás nunca como en nuestros días ha sido tan relevante la información "audiovisual" o "multimedial" como se suele llamar la imagen y la voz transmitida a distancia, acercando a las personas, logrando saltar las barreras geográficas y los límites de tiempo y distancia. En este contexto muchos, confundidos en la vorágine de la vida humana contemporánea, hablan del "silencio" o 
la "ausencia" de Dios. 

La búsqeda del rostro de Dios no significa la búsqueda obsesiva de unos rasgos físicos o el encuentro con alguien sobrenatural, como tampoco debe llevarnos a una ilusión que huye de la realidad. Desde mi punto de vista, buscar su rostro es mucho más que eso. Es el encuentro gozoso con la presencia de Dios, la comunión santa que traspasa el alma, quiebra el silencio del desconsuelo y borra las huellas de la orfandad.

Cuando el salmista  dice:  El corazón me dice: "¡Busca su rostro!" - también entendemos que esa búsqueda es personal. Es un camino que cada persona recorre a su ritmo, bajo sus propias circunstancias y sus propias urgencias. El resultado puede ser similar en gozosa paz y ferviente gratitud a Dios; porque cuando nosotros buscamos a nuestro Padre Dios, Él ya ha salido a nuestro encuentro, tal como lo ilustra Jesús en la palábola del hijo pródigo cuendo dice, en el Evangelio según San Lucas:
"Todavía estaba lejos cuando su padre lo vió y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó"

¡Oh Señor, yo... tu rostro busco!

Pintura: Gerd Bannuscher

jueves, 17 de octubre de 2013

Mi herencia




¡Mi herencia eres Tú, Señor!
Prometo obedecer tus
palabras.
Salmo 119: 57

¡Mi herencia eres Tú, Señor!. Esta exclamación tan gozosa se parece mucho al asombro que nos produce darnos cuenta del poder ilimitado de Dios; o cuando vemos las maravillosas maneras en que Dios nos cuida y actúa a nuestro favor.
No hay mayor riqueza, ni es posible encontrar un tesoro mayor, que el Amor y la misericordia del Señor.
Si el Señor es "mi herencia", como dice el salmista, entonces podemos apropiarnos de todas sus promesas, y también podemos aprender a amarlo como nuestro Padre. Un Padre que deja que sus hijos disfruten de todas sus riquezas y todas sus bendiciones. Él nos permite participar de una herencia gloriosa y eterna, tal como Él es.

Prometo obedecer tus palabras. Una afirmación que surge en forma espontánea, que es consecuencia natural de un amor que Dios mismo ha puesto en nuestro corazones, sensibilizados ante la maravillosa herencia que recibimos de nuestro Padre Dios.

Recordemos las palabras de nuestro Señor Jesús, 
en el Evangelio según San Mateo:
"Si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas
a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo
dará cosas buenas a los que le pidan"

¡Oh Señor, Tu eres nuestro tesoro eterno!


Pintura: Peder Mork Mönsted

miércoles, 16 de octubre de 2013

Camino seguro




Corro por el camino de tus
mandamientos,
porque has ampliado mi modo 
de pensar
Salmo 119: 32


Corro por el camino de tus mandamientos. Los mandamientos del  Señor, configuran una manera de vivir, una guia y contención que nos permite transitar seguros y a salvos, obedeciendo y honrando a Dios con nuestra manera de vivir.
Para el salmista los mandamientos traen una consecuencia notoria: amplian su modo de pensar, quitan los temores para dejar en libertad el corazón que se aquieta en la seguridad de la 
Palabra de Dios.

¡Gracias Señor por habernos enseñado el camino 
hacia la libertad espiritual!

Pintura: Peder Mork Mönsted

martes, 15 de octubre de 2013

Desde la eternidad y hasta la eternidad




Más la misericordia del Señor
es desde la eternidad 
y hasta la eternidad
sobre los que lo temen,
y su justicia sobre los hijos
de los hijos.
Salmo 103: 17

Desde la eternidad y hasta la eternidad. Así es la misericordia de Dios, no conoce principio ni final, no está sujeta a cambios de humor o circunstancias. Podríamos decir que la misericordia de Dios "siempre" es y está presente en nuestra vida, en la vida de todos los que reconocen la autoridad y la soberanía de Dios.

Cuando presentamos nuestras úplicas a Dios, lo hacemos porque creemos  en la misericordia de Dios; pero pronto emergen las preguntas y las dudas, la ansiedad  y  la inquietud:  ¿Hasta cuando tendré que esperar...?  ¿Escucha realmente Dios mis súplicas... ?

El salmista nos invita a confiar en nuestro Dios y nos recuerda que Él "no ha hecho con nosotros conforme a nuestras maldades ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados

La misericordia de Dios es real, es eterna, no se da con medidas, no es algo que solo a veces se de. Es una característica de 
la naturaleza de Dios.

En el libro de Hebreos se nos dice:
"Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia,
para alcanzar misericordia y hallar gracia 
para el oportuno socorro"


lunes, 14 de octubre de 2013

Ayuda segura




Dios es nuestro amparo y 
nuestra fortaleza,
nuestra ayuda segura en momentos
de angustia.
Por eso, no temeremos
aunque se desmorone la tierra
y las montañas se hundan 
en el fondo del mar.
Salmo 46: 1, 2

Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza. Esta es una frase muy conocida pero que siempre tiene una significación nueva, especialmente cuando experimentamos la protección de Dios. Todos los días nos enfrentamos a dificultades, temores y circunstancias que ponen a prueba nuestra fe.  Allí cobra mucho sentido estar al amparo de la poderosa mano de Dios.

Aquí en Chile, que es un país sísmico, se ha difundido como medida de seguridad, la práctica de agacharse en posición fetal y ubicarse justo al lado de un mueble grande y fuerte, hasta que pase el movimiento telúrico.
Cuando nuestra vida parece enfrentase a un terremoto emocional o espiritual podemos cobijarnos al amparo de nuestro Dios; Él es nuestra ayuda segura en momentos de angustia.

Pero me parece que la ayuda segura de Dios está a nuestro alcance cada vez que la necesitemos y en todo orden de cosas. No solamente cuando a nuestro alrrededor se desmorona la tierra y las montañas se hunden. En todo tiempo nuestra vida está segura en sus manos divinas. En todo tiempo contamos con su bendita protección, porque Él no cambia. Nuestro Dios es 
Todopoderoso y eterno.

¡Gracias Señor
por la seguridad que encontramos en Ti!

Ilustración de jessie Willcox Smith

domingo, 13 de octubre de 2013

Alimento




Al que da alimento 
a todo ser viviente,
porque para siempre
es su misericordia
Salmo 136: 25

La oración que nuestro Señor Jesús nos enseña, expresa claramente "el pan nuestro de cada día dánoslo hoy". Si Dios provee alimento para todo ser viviente, ¿por que hemos de pedir 
nuestro pan de cada día?

No hay duda alguna, Dios provee el alimento a todo ser viviente, también a nosotros. Esto es parte de su misericorcia y su Amor protector, día tras día.
Cuando pedimos "el pan nuestro de cada día" lo que hacemos en realidad es declarar nuestra dependencia del Señor, despojándonos de toda ansiedad por el alimento y las cosas materiales. Por otra parte Dios nos bendice con el alimento espiritual, con fuerzas espirituales para enfrentar las circunstancias de la vida cotidiana y nos da de su Amor, el mismo que nos permite sentir amor genuino por otras personas.

El salmista nos recuerda que todo ser viviente tiene su ciclo de vida; tiene también sus necesidades y demandas según lo que Dios mismo ha diseñado. La soberanía de Dios, su misericordia y su generoso Amor permiten el desarrollo de toda forma de vida, aún las más minúsculas e insignificantes, como también las más 
grandes y complejas. 
De todo ser vivo Dios tiene cuidado y para todos provee alimento.

¡Oh Señor, gracias porque
Tú eres nuestro Pan del cielo!
¡Porque para siempre es tu misericrdia!

Ilustración de jessie Willcox Smith

sábado, 12 de octubre de 2013

Bondad infinita



Ten compasión de mí, oh Dios,
conforme a tu gran Amor,
conforme a tu inmensa bondad,
borra mis transgresiones.
Salmo 51:1

El salmo 51 es una súplica desgarradora que expresa un profundo arrepentimiento.  Nos permite de algún modo, visualizar el corazón de un hombre que ama a Dios pero que ha caido en pecado grave. Cuando es confrontado y tiene plena conciencia de su condición, probablemente quisiera "devolver" el tiempo, dar marcha atrás y no haber actuado de la manera que lo hizo, por eso exclama: Oh Dios... borra mis transgresiones.

En la parábola del Hijo Pródigo (Evangelio según San Lucas) hay una expresión que grafica lo que ocurre cuando llega el momento de la verdad, el arrepentimiento  y la necesidad de pedir perdón. El relato dice que cuando el jóven se vio pobre, desamparado, sucio, hambriento y extranjero "volvió en si" . 
"Volver en si" es ser confrontados por el Espíritu de Verdad que ilumina nuestros corazones y nos señala la realidad tal cual es, y podemos entendemos la magnitud de nuestras ofensas a Dios.

David le pide al Señor borra mis transgresiones y realmente, cuando Dios nos perdona, jamás nos "pasa la cuenta"; nos restituye su confianza e incluso nos ayuda a enfrentar las consecuencias de nuestros actos.

El libro de los Hechos de los Apóstoles  nos enseña diciendo: "Así que, qrrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio" (Hechos 3: 19).
Cuando expresamos nuestro arrepentimiento frente a Dios, por faltas cometidas, recibimos la bendición del perdón, que desde mi punto de vista es la más grande bendición que un ser humano puede experimentar.

Pintura: Iman Maleki

viernes, 11 de octubre de 2013

Con acción de gracias




Entrad por sus puertas
con acción de gracias
por sus atrios con alabanza
Dadle gracias, bendecid su nombre
Salmo 100:4

Cuando somos bendecidos por el Señor recibimos todo tipo de ayuda, somos fortalecidos y nos invade un sentimiento de bienestar. Si Dios es la fuente de toda bendición y de Él proviene el bien supremo, podría resultar extraño que el salmista nos diga que debemos bendecir su nombre.
Es verdad que nada de lo que hagamos o digamos puede alterar la naturaleza o el ser de Dios, porque Él es perfecto en si mismo, eterno, pleno e inagotable en bondad y Amor.
 Cuando bendecimos su nombre, lo que hacemos es ofrecerle nuestra gratitud; exaltamos su santo nombre como una expresión gozosa de reconocimiento por todo lo que de Él recibimos.

Cada día al cruzar el umbral que divide el reposo de la actividad, cuando nos levantamos para comenzar un nuevo día, podemos acudir a nuestro santuario espiritual y "quemar" nuestra ofrenda sobre "los leños" que disponemos para su altar, alli, con todo nuestro corazón, con acción de gracias... con alabanzas... bendecimos su santo nombre.


jueves, 10 de octubre de 2013

Con su voz



Empuña la lanza  y el hacha,
y haz frente a los que me
persiguen.
Quiero oírte decir:
"Yo soy tu salvación"
Salmo 35: 3

El salmista presenta su angustia y sus temores, su aflicción y su debilidad ante Dios Todopoderoso, pero junto con esa súplica, que es casi un grito desgarrador, pide escuchar la voz del Señor. La voz que trae seguridad y alivio.

¿Quiénes nos persiguen, hoy?
¿Qué nos amenaza hoy?

Ante Dios depositamos todas nuestras circunstancias: angustia, enfermedad, deudas apremiantes, ansiedades, amenazas, conflictos familiares... lo que sea; todo aquello que se ha convertido en nuestra fuente de conflicto se lo entregamos a Él. Siguiendo el ejemplo del salmista, dejamos que sea Dios quien tome el control y  las armas apropiadas para lidiar con aquellas circunstancias. Sólo Él nos puede dar paz y seguridad porque nada es imposible para Dios.

La voz poderosa del Señor trae convicción de que estamos a salvo cuando depositamos nuestra confianza en Él. Sólo tenemos que aquietar el corazón, despejar nuestras voces internas, y sujetar nuestros pensamientos dispersos para escuchar su dulce voz diciéndonos: - "Yo soy tu salvación"

¡Dios sigue siendo nuestro escudo
 nuestro baluarte, 
nuestro reposo 
nuestro consuelo
y salvación!

Pintura: Claude Monet

miércoles, 9 de octubre de 2013

Con alegría





Pero que se alegren todos los que
en Tí buscan refugio;
¡qué canten siempre jubilosos!
Extiende tu protección, y que en Ti
se regocijen
Salmo 5: 11

El salmo 5 es un poema, una súplica hecha por la mañana según lo señala el mismo salmista. Es un momento oportuno para pedir que Dios nos guie por caminos de rectitud, libres de obstáculos y tentaciones; esta es también una manera de adorar a Dios.

El salmista pasa de una súplica personal, en circunstancias adversas, a una plegaria por todos los que aman al Señor, que se alegren todos los que en Tí buscan refugio.¡qué canten siempre jubilosos!

Perseverar en la adoración a Dios fortalece nuestra fe, y nuestra voz se une al concierto universal que permanentemente glorifica a Dios. 

¡Oh Señor, eres nuestro refugio
nuestro canto y nuestra alegría! 

Pintura: Edward Burne-Jones

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