sábado, 31 de agosto de 2013

Opción de salud



Defiéndeme, y estaré a salvo;
siempre optaré por tus
decretos.
Salmo 119: 117

Defiéndeme, y estaré a salvo. Ningún lugar es tan seguro como estar al lado del Señor. No es un lugar físico, es el Espíritu de Dios quien nos da la íntima seguridad que necesitamos. El Señor es nuestro refugio, la roca de nuestra fortaleza. 
Depositar toda nuestra confianza en el Señor es la mayor expresión de fe y amor a Dios.

Siempre optaré por tus decretos. En esta declaración hay mucho de voluntad y disciplina. Me parece que puede haber más de una razón para que el salmista llegue a esta determinación: por una parte el deleite que significa encontrar alimento espiritual en los decretos del Señor, luego, la satisfacción y el gozo de agradar a Dios y también el apoyo que significa el marco moral que proveen los mandamientos del Señor.

En el mundo antiguo, las personas buscaban dioses, cosas u objetos, para llenar su necesidad espiritual y calmar sus temores.  Hoy aquellas cosas han sido reemplazadas por motivaciones u opciones. Muchos cifran su seguridad en un buen trabajo, en un status, buscando poder o solvencia económica.
Nosotros  hoy, continuamos creyendo que sólo cuando el Señor nos defiende y nos protege, solo entonces estamos a salvo; nuestra alma está en serena quietud. 

¡Oh Señor, Tu eres nuestra única opción!
¡Gracias por la seguridad que nos das!


Pintura: Dennis Perrin

viernes, 30 de agosto de 2013

Bendita compañía




Que tu gran Amor, Señor, nos
acompañe,
tal como lo esperamos de ti
Salmo 33: 22

Sentir la compañía del Señor es una gran bendición. Nuestra vida es pasajera y mientras caminamos el Señor provee, con su compañía, todo lo que necesitamos: es Luz que despeja la oscuridad de las dudas, es Agua de Vida que refresca y revitaliza nuestro ser espiritual y es Pan que nutre, alimenta y fortalece.

Todas nuestras expectativas están puestas en el Señor, en su poder y su gran Amor. Podemos esperar confiadamente porque su bondad y su misericordia no nos abandonan.

Sólo falta la decisión de caminar junto a Él y también la sensibilidad de un corazón limpio que es capaz de entregarse al gozo de su santa compañía.


¡Oh Señor, Que tu gran Amor
nos acompañe!

jueves, 29 de agosto de 2013

Un nombre superior



¡Sea exaltado tu glorioso nombre,
que está por encima de toda
bendición y alabanza!
Nehemías 9: 5

Estos versos son parte de un sentido poema de adoración a Dios, del pueblo de Israel, en el momento histórico cuando ha recuperado la comunión con su Dios, después de largos años de cautiverio y sufrimiento en Babilonia. El libro de Nehemías nos relata cómo las murallas de Jerusalén fueron reconstruidas y el emocionante reencuentro con la Palabra de Dios. Las Sagradas Escrituras  fueron leídas ante todo el pueblo con devoción, con profundo respeto y recogimiento. La gente lloraba de emoción y entonces surge esta canción que nos recuerda los Salmos. Un verdadero reencuentro con Dios y el gozo del perdón.

Sea exaltado tu glorioso nombre. Dios debe ocupar el lugar que le corresponde en el corazón de sus hijos, como Dios único, eterno, fiel y verdadero. He escuchado contar que en la antigüedad había personas que dedicaban su vida a servir en el templo y, muchas veces, debían transcribir los textos sagrados, entonces cuando les tocaba escribir la palabra con el nombre de Dios, antes de hacerlo, lavaban la pluma. Al margen del posible ritualismo que este gesto pueda significar, nos muestra la gran reverencia y el temor reverente que había en el corazón de aquellos hombres.

...Nombre que está por encima de toda bendición y alabanza. Sólo el dulce nombre del Señor está por sobre cualquier palabra de bendición o la más sublime palabra de adoración. El bendito nombre de nuestro Dios, "nombre que es sobre todo nombre", es una bendición en si mismo.

Muchos de los salmos recogen esta actitud de completa adoración, veneración, respeto y devoción ante Dios Todopoderoso. A modo de ejemplo cito:
Bendito Jehová Dios,
el Dios de Israel,
el único que hace maravillas.
¡Bendito su nombre glorioso
para siempre!
¡Toda la tierra sea llena
de su gloria!
¡Amén y Amén!
Salmo 72: 18, 19

Creo que es oportuno revisar mi propio lenguaje ante Dios; ser más consiente de mi propio concepto del Dios único y verdadero, mi Dios, para vivirlo con más temor reverencial y traer más adoración a la oración de cada día.

¡Sea exaltado tu glorioso nombre,
que está por encima de toda
bendición y alabanza!

miércoles, 28 de agosto de 2013

Bondad infinita




Muchas son, Señor mi Dios,
las maravillas que tú has hecho.
No es posible enumerar
tus bondades en favor nuestro.
Si quisiera anunciarlas y
proclamarlas,
serían más de lo que puedo contar.
Salmo 40: 5
NVI

Es muy hermoso este verso que parece ser una conversación íntima. En las palabras del salmista se mezclan emociones tan diversas que van de la confianza absoluta al temor reverencial por eso dice Señor mi Dios; continua con asombro y de lo corriente y concreto llega a lo infinito y eterno.  Así es el misterio del Amor de Dios. Se expresa de mil maneras y todo es para nuestro bien.

Me parece que más allá del hecho concreto de no poder llegar a contar todo lo que Dios hace a nuestro favor, en el fondo, se encuentra una verdad que no cambia: Dios es eterno, infinito, y es perfecta bondad. Nuestras limitaciones no sólo nos impiden contar sus maravillas sino que además nos impiden llegar a comprender su real dimensión santa y divina. Nuestro Dios y Padre es supremo, soberano y Rey del universo y sin embargo también es muy personal.  Todo lo que sabemos de Él se debe a lo que Él mismo nos ha dado a conocer y es maravilloso comprobar que por su bondad infinita, día a día nos sigue mostrando innumerables maravillas.

¡Oh Señor, te alabo por todo lo que Tu eres
y por todo lo que Tú haces!


Ilustración de Jessie Willcox Smith

martes, 27 de agosto de 2013

Por su justicia



¡Alabaré al Señor por su justicia!
¡Al nombre del Señor Altísimo
cantaré salmos!
Salmo 7: 17

Pocas veces damos gracias a Dios por su justicia y casi siempre lo hacemos cuando coincide con nuestro propio sentido de justicia. En nuestro concepto, justicia tiene que ver con algo que se ha ganado o que se merece. En las palabras de Aristóteles, justicia es: "Dar a una persona su merecido

La justicia de Dios, como todos sus atributos, es santa. Los teólogos nos dicen que Dios templa su justicia con misericordia, para significar el misterio del Amor de Dios por todos sus hijos; un Amor que toma nuestras aflicciones, nuestros dolores y nuestros errores y los transforma en aprendizaje, transformándolos en bendición multiplicada.

La justicia santa y divina del Señor opera en todo tiempo, sobre todo y sobre todos. Si Dios nos aplicara nuestro propio concepto de justicia, sin duda moriríamos. Pero Él nos mira a través de su Hijo Jesucristo, por quien alcanzamos justificación y perdón de pecados. Dios nos ve tal como somos (quedamos desnudos ante su presencia), pero somos cubiertos con el manto de la justicia de Dios, un gesto de compasión que nos permite alcanzar plena comunión con nuestro Padre-Dios.

Puede parecer muy duro pero creo que el Profeta Isaías tiene mucha razón al decir: "todos nosotros somos como cosa impura, todas nuestras justicias como trapo de inmundicia". La justicia de Dios es muy distinta, quizás en nuestras palabras no podríamos definirla.  Una buena aproximación sería decir que la justicia de Dios está al servicio de sus santos  propósitos. En ella confiamos.

¡Señor, te alabamos por tu justicia!
¡te damos gracias por tu misericordia!

Pintura: Renato Meziart

lunes, 26 de agosto de 2013

Volver a empezar




Canten al Señor, ustedes sus fieles;
alaben su santo nombre.
Porque sólo un instante dura su enojo,
pero toda una  vida su bondad.
Si por la noche hay llanto,
Por la mañana habrá gritos de 
alegría
Salmo 30: 4, 5

La noche como un momento de oscuridad, en muchos casos puede significar el término de un ciclo, el fin sin esperanzas, donde todo se acaba. Cae la noche y trae su manto pesado lleno de temores; se magnifican las penas y el sueño o descanso nos abandona. Nos invade el abatimiento y las culpas. En esa oscuridad del alma, sólo la luz de bondad de nuestro Dios nos puede levantar.

El salmista comienza este Salmo diciendo "Te exaltaré, Señor, porque me levantaste". Con esa experiencia nos invita a cantar con gratitud, alivio y alegría. El Sol de justicia de nuestro Dios echa fuera a las tinieblas, así como la alegría echa fuera a la pena. Es como la luz de un nuevo día, que trae esperanza, nuevas fuerzas y nuevas oportunidades.

La bondad del Señor es infinita y su amor es eterno; con su ayuda podemos dejar atrás la oscuridad, y caminar guiados por su Luz bendita. El Profeta Isaías dice: "pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas; correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán."

Nuestra vida como cristianos está lejos de ser una línea siempre ascendente, creo que ni siquiera se parece a una línea recta. Cada día nos vemos enfrentados a dificultades, que nos hacen  sentir rodeados de tinieblas, pero aún en ese estado podemos pedirle al Señor que su Luz se haga muy evidente. Él nos levanta y nos permite volver a empezar. 

¡Gracias Señor, porque
Si por la noche hay llanto,
Por la mañana habrá gritos de 
alegría!

Ilustración de Arian Armstrong

domingo, 25 de agosto de 2013

Para dar gracias




Bendito sea el Señor,
que ha oído mi voz suplicante.
El Señor es mi fuerza y mi escudo,
mi corazón en él confía;
de él recibo ayuda.
Mi corazón salta de alegría,
y con cánticos le daré gracias.
Salmo 28:  6, 7

Nuestras suplicas siempre son escuchadas por el Señor
Sin duda es un motivo de alegría y de profunda gratitud. 
Suplicamos cuando estamos en dificultades,  cuando nos sentimos abatidos, tristes o en peligro  Pero aun en tiempos de "normalidad", cuando todo va bien, el Señor sigue siendo nuestra fuerza y nuestro escudo. Recibimos su ayuda en todo, a pesar de que no siempre tenemos conciencia de esto. Por eso creo que agradecer a Dios significa mucho más que la respuesta de nuestro corazón por sus dádivas de Amor; agradecemos a Dios porque existe, por lo que es y por lo que su presencia paternal significa  en nuestra vida.

¡Gracias Señor porque eres mi fuerza y mi escudo!
¡Mi corazón salta de alegría,
y con cánticos te daré gracias!

Pintura. Rommy Oliva Figueroa

sábado, 24 de agosto de 2013

Satisfacción del alma



Tú, Señor, me llenas de alegría con
tus maravillas,
por eso alabaré jubiloso las obras
de tus manos.
Salmo 92: 4

Las cosas que nos "llenan" el alma, el corazón o las emociones, son cosas que responden a necesidades conscientes o inconscientes. En ese sentido me parece que la necesidad natural, para todos los seres humanos, es la comunión con Dios.

Si somos fieles a la ley moral que habita en nuestro corazones, siempre podremos recrearnos en las obras maravillosas de Dios que nos remiten a su inmenso amor y su sabiduría infinita. Una y otra vez podemos volver a deleitarnos en la naturaleza y sus detalles, el paisaje y su ritmo continuo de cambio y hermosura; de esa observación emerge un canto sin palabras que nos trae el gozo que Dios puso en toda su obra, cuando la inició "y vio Dios que era buena"

Debido a nuestra naturaleza "caída", debido a la ruptura de la relación perfecta entre Dios y el hombre en el Edén, nos cuesta  perseverar y ser fieles al Señor. Nuestros ojos se posan en  atractivos efímeros; nos dejamos seducir por conceptos que nos parecen los mejores, vamos en pos de "voladores de luces" que nos desvían de la Luz verdadera. Son distracciones que nos permitimos; son desvíos o atajos en el camino que de pronto nos llevan lejos del Señor.

En la medida que somos llenos de la alegría y el gozo que Dios nos regala, podemos permanecer firmes, porque nuestras necesidades están resueltas, nos sentimos plenos, completos, rodeados por el amor de Dios; así nace la alabanza, la adoración continua a nuestro Dios. Este puede llegar a ser un circulo virtuoso que alimenta y sustenta nuestra fe y nuestro ser espiritual.

Tú, Señor, me llenas de alegría con
tus maravillas,
por eso alabaré jubiloso las obras
de tus manos.

Pintura: Gatón Bussière

viernes, 23 de agosto de 2013

Publicamente



Señor, quiero alabarte de todo
corazón,
y cantarte salmos
delante de los dioses.
Salmo 138: 1

Esta es una declaración apasionada, valiente, desafiante y gloriosa. Nada ni nadie puede silenciar la alabanza a Dios; una alabanza de todo corazón, con mucho sentimiento y emoción y al mismo tiempo con plena conciencia y entendimiento.

Hay momentos para alabar a Dios en silencio, en privado, con serena devoción y calma, pero también llega el tiempo de hablar, glorificar y exaltar a Dios en público, con valentía, decisión,  firmeza y profunda convicción y fe.

Me ha llamado la atención la frase "delante de los dioses". Es posible que se trate de autoridades, o de un contexto desafiante; lo que es cierto es que  nuestro Dios es único, eterno, poderoso y digno de toda alabanza y adoración.

Ante quienes niegan o ponen en duda la existencia de Dios, ante controversias o discusiones, me parece que no somos llamados a "defender", o presentar argumentos o justificaciones. Me parece que lo que nos corresponde es alabar a Dios de todo corazón, con todas las fuerzas de nuestra alma, con toda nuestra vida, y cantarle salmos; este es nuestro testimonio de fe.

¡Oh Señor, que nada ni nadie nos impida
alabarte con todo el corazón!


Pintura: Giorgione

jueves, 22 de agosto de 2013

Con amor



Yo amo tus
mandamientos,
y hacia ellos elevo mis
manos;
¡quiero meditar en tus
decretos!
Salmo 119: 48

El proceso de meditación en la Palabra de Dios va calmando nuestros pensamientos propios para dar paso a la adoración a Dios. La adoración a Dios nos lleva por el camino de la verdad y el amor como una realidad concreta que es posible alcanzar.

Es verdad que la adoración a Dios puede ser un estado contemplativo, pasivo, de mucha calma y reposo;  allí los pensamientos se aquietan y el Espíritu de Dios va llenando cada espacio del alma trayéndonos la convicción del Amor, la Verdad y la Justicia de Dios.
Sin embargo el imperativo de la vida cotidiana es acción; hay un sentido práctico que no se puede desconocer. Me parece que la verdadera adoración a Dios es aquella que va más allá de un evento o una actividad aislada y en definitiva implica un estilo de vida, inspirado en los mandamientos y decretos divinos.

El salmista parece decirnos: Yo amo sus mandamientos no solamente porque lo digo. Yo amo sus mandamientos porque iluminan mis acciones. Los llevo a la práctica convirtiéndolos en amor obediente, leal, completo y total. Yo amo sus
mandamientos porque comprometen mi mente, mi corazón 
y mis manos.

¡Oh Señor que tus mandamientos puedan ser leídos
en nuestras acciones!

Pintura: Georges de la Tour


miércoles, 21 de agosto de 2013

Con prontitud



Me doy prisa, no tardo nada
para cumplir tus
mandamientos.
Salmo 119: 60

¿A quien no le ha pasado alguna mañana que, al despertar, en lugar de levantarse decide quedarse cinco minutos descansando, y luego se da cuenta que ha perdido un tiempo precioso?

¿Por qué postergamos o dilatamos?
En ocasiones nos volvemos realmente indolentes, como si contásemos con todo el tiempo del mundo; con desidia y procrastinación continuamos en un circulo vicioso que es muy difícil de romper.

En el plano espiritual también nos pasa que dilatamos o postergamos para una "mejor ocasión" aquello que en realidad debemos hacer hoy.
El salmista nos anima con su ejemplo a "tomar en serio", con prontitud, sin tardanza ni dilaciones el obedecer a Dios, rendirnos a su soberanía y darle en nuestra vida cotidiana el lugar de importancia que se merece.
Sabemos que Dios tiene mucha paciencia, y que su bondad es infinita. Por estas mismas razones el Apóstol San Pablo nos aconseja en la Segunda Epístola a Timoteo:
"Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado,
como obrero que no tiene de qué avergonzarse,
que traza bien la palabra de verdad" 


de la sabiduría popular:
"Nunca hay tiempo suficiente para hacerlo todo, 
pero siempre lo hay para aquello que es importante"

martes, 20 de agosto de 2013

La verdad



La suma de tus palabras es
la verdad;
tus rectos juicios permanecen
para siempre
Salmo 119; 160

Vivimos un tiempo en que pocas cosas son confiables y verdaderas. Por ejemplo, la experiencia de comprar se ha convertido en una verdadera aventura. Existen todo tipo de productos con publicidad engañosa que no cumplen lo que se indica en sus respectivas etiquetas o las expectativas que generan, mediante lo que se promociona. Lo verdadero, lo correcto y lo bueno se han contaminado con lo light y lo desechable.

La Palabra de Dios es Verdad, por completo. Él cumplirá cada una de sus Promesas. Podemos confiar por completo en Dios y abandonarnos a su Amor y cuidado. Podemos dejar en sus manos nuestros asuntos más delicados y complejos; y también depositar en Él nuestra vida y la vida de los que amamos.

El salmista nos invita a No permitir que voces "encantadoras"  silencien la voz del Señor que nos dice cada día: "con amor eterno te he amado; por eso, te prolongué mi misericordia" (Profeta Jeremías).  No  nos dejemos atrapar con "publicidades engañosas" que nos ofrecen "verdades reciclables" que nada tienen que ver con la Verdad santa y eterna de Dios, porque  son contrarias a sus rectos juicios que permanecen para siempre.

¡Gracias Señor, por Tu Palabra que es la Verdad eterna!



lunes, 19 de agosto de 2013

Cada día



Bendito sea el Señor, nuestro Dios
y Salvador,
que día tras día sobrelleva
nuestras cargas.
Salmo 68: 19
NVI

Dios, en su misericordia, cada día nos colma de beneficios; son muchos y de muchas maneras. Sobrelleva nuestras cargas; ese es el sustento espiritual que nos brinda.
Él nos rodea con su amor eterno, nos muestra un camino nuevo, donde brilla su perdón y nos alimenta con su Palabra.

Dios nos ama por iniciativa propia, porque se compadece de nuestra condición y su corazón se llena de misericordia. Sabe que todos nuestros caminos humanos nos conducen a la muerte, por eso su mayor rescate es ofrecernos la Vida eterna en su gloriosa eternidad.

Pero también Dios puede sobrellevar nuestras cargas cotidianas. Al presentar ante su altar nuestra oración de la mañana, disponemos nuestro día con toda su carga de tareas, preocupaciones, emociones, dolores, deseos y ansiedades, y entonces Él nos entrega su Paz, su consuelo y todos sus beneficios divinos: así día tras día sobrelleva nuestras cargas.

¡Oh Señor, eres el Dios de nuestra salvación!

Foto de Annie Leibovitz

domingo, 18 de agosto de 2013

Con alegría



Cantaré al Señor toda mi vida;
cantaré salmos a mi Dios  mientras 
tenga aliento.
Quiera Él agradarse de mi
meditación;
yo, por mi parte, me alegro 
en el Señor
salmo 104:  33, 34

Estos versos de alabanza a Dios surgen luego que el salmista se ha paseado por toda la creación. Recorrer cielo, mar y tierra, nubes, sol, plantas y animales, vida y muerte, nos lleva de plano a la grandeza de Dios, porque la huella de su perfección es muy evidente.

Meditar en el Señor es un acto de devoción, una disciplina espiritual, una fuente inagotable de riqueza para el alma. El Espíritu de Dios es quien nos guía, conduciéndonos por los pasillos misteriosos, infinitos y eternos del Amor de Dios.

Dios que está presente en toda la creación y sus infinitos detalles, también está presente en el desarrollo de la vida humana y se interesa aún en los mínimos detalles de la vida de cada uno de sus hijos. Este sólo hecho nos llena el corazón de alegría y de esperanza; nos sentimos confiados, protegidos y seguros;  Él es nuestro Dios-Padre y nos guarda en su santo Amor.

¡Oh Señor, eres la alegría de mi alma!
¡Bendito sea tu santo nombre!

Imagen: nendili

sábado, 17 de agosto de 2013

Recursos en la oscuridad



Pero a mi, afligido y miserable,
tu salvación, Dios,
me ponga en alto
Salmo 69: 29

La voz del salmista es realmente un grito de auxilio. Sus circunstancias quedan expresadas en dos palabras: 
afligido y miserable.
Este momento tan crítico es también un momento de total sinceridad por eso exclama: 
Dios, tu conoces mi insensatez, 
y mis pecados no te son ocultos

Son los momentos de dolor, cuando parece que la vida misma está en juego, los de mayor honestidad; es cuando entendemos que hay cosas que sólo Dios puede hacer, porque su poder es ilimitado; Él tiene toda la información y todos los recursos sin límite alguno. Entregarnos a su Amor, su misericordia y su gracia salvadora es el único gesto que necesitamos hacer. No necesitamos saber ni comprender cómo lo hará, qué recursos usará, de qué manera nos levantará, qué diremos o qué haremos. Lo único que necesitamos es que Dios se haga cargo de nuestra vida, y entonces nuestra única certeza es que su salvación nos pondrá en alto.

¡Gracias Señor, por tu bendita salvación!

Foto de YongJun Qin

viernes, 16 de agosto de 2013

En tiempos difíciles




Puse en el Señor toda mi esperanza;
Él se inclinó hacia mi y escuchó
mi clamor.
Salmo 40:1
NVI

Este canto tan personal nos ayuda a meditar en la bondad de Dios. Son muchas las voces que se levantan para clamar a Dios y Él atiende e inclina su oído y su corazón de Padre, para escuchar a todos sus hijos; pero es grandioso cuando uno siente y experimenta el cuidado amoroso del Señor. 
No hay merito personal alguno, nada que nos haga merecedores de su santo Amor y sin embargo Él nos hace sentir únicos; conoce exactamente nuestra condición, nuestras limitaciones y nuestros errores y a pesar de esto, nos acoge junto a Él.

Hay muchas situaciones difíciles en nuestra vida, ocasiones en que nos cuesta tomar una decisión o escoger una  opción, por miedo a equivocarnos y sufrir consecuencias indeseadas;  en aquellos momentos, especialmente en tiempos difíciles, podemos dar un paso al frente, con determinación y firmeza y poner toda nuestra esperanza en el Señor, porque Él jamás nos defraudará.
Es también el consejo del Apóstol San Pedro en su primera carta:
"Depositen en El toda ansiedad, porque él cuida de ustedes"

¡Hoy quiero poner toda mi esperanza en mi Dios!
¡Se que Él me escuchará!
Dibujo de Jeremy Lipking

jueves, 15 de agosto de 2013

Con todo el corazón



Yo te busco con todo el 
corazón,
no dejes que me desvíe de
tus mandamientos.
Salmo 119: 10
NVI

Un buscador sincero, íntegro, comprometido, perseverante y tenaz es quien busca con todo el corazón. El Espíritu de Dios  nos guía en esta búsqueda vehemente, que no se detiene hasta conseguir las respuestas anheladas. No basta la búsqueda intelectual, o alcanzar respuestas y explicaciones. Cuando se busca al Señor con todo el corazón, se trata de sentimientos: buscamos seguridad, paz, Amor, verdad, tranquilidad y plenitud espiritual.

La petición del salmista: no dejes que me desvíe de tus mandamientos, tiene relación con lo que el mismo salmista dice: En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti.  
Necesitamos algo más que poder consultar o leer o estudiar los mandamientos, si realmente deseamos ser fieles a Dios y a sus mandamientos. Atesorar sus dichos en el corazón es ponerlos en el centro de nuestra vida, para que fluyan en nuestras acciones del mismo modo como fluye el torrente sanguíneo: en forma natural, permanente, sin pausa, como una rítmica canción de amor a nuestro Dios y Padre.

¡Bendito seas Señor!
¡Enséñame tus decretos!

Pintura: Edward Emerson Simmons

miércoles, 14 de agosto de 2013

A toda prueba




Prueben y vean que el Señor
es bueno;
dichosos los que en Él se
refugian.
Salmo 34: 8
NVI

El salmo 34 es un canto de gratitud a Dios escrito con alegría y entusiasmo. Es tan potente la experiencia del salmista, hay tanta alegría, alivio y confianza que invita abiertamente a confiar en Dios; por eso dice Prueben y vean por ustedes mismos 
que el Señor es bueno.

La invitación es para nosotros hoy. Necesitamos dar lugar o espacio para que Dios "sea" Dios. Lo que quiero decir con esto es que, en cierta forma, el salmista nos desafía a dejar que Dios actúe a nuestro favor. Cuando nos enfrentamos a pequeñas o grandes dificultades en nuestra vida cotidiana, cuando nos sentimos sobrepasados por conflictos interpersonales, o hay fricciones en nuestra vida familiar, o cualquiera sea la naturaleza de nuestras aflicciones, podemos confiar plenamente en el Señor y dejar que nuestro ojos espirituales vean la asombrosa y sobrenatural intervención 
de Dios en nuestras vidas.

Para muchas personas (también para mi), es difícil ceder el control, dejar de preocuparse y sólo esperar en Dios, evitando caer en un "activismo". Confiar en Dios plenamente es una experiencia de fe muy personal. Lo maravilloso es que la misericordia, la bondad y el Amor inagotable de Dios Todopoderoso siguen estando disponibles para quienes deseen ver  que el Señor es bueno, y muchas veces nos sorprende porque continúa, aun en nuestro tiempo, actuando en forma sobrenatural. Para Él no hay limites. Eso es lo que nos hace dichosos de confiar en nuestro Dios y Padre.

¡Oh Señor, Tu eres nuestro poderoso Dios!

Pintura: George Clausen

martes, 13 de agosto de 2013

En completa paz


El Señor bendice a su pueblo con la paz. 
Salmo 29:11




Tu guardarás en completa paz
a aquel cuyo pensamiento en ti
persevera,
porque en ti ha confiado.
Isaías 26: 3

La Paz que el Señor ofrece, la Paz de Dios,  es mucho más que la ausencia de conflicto o de guerra. No es un estado imaginativo o una fantasía placentera que se logre con métodos humanos. La Paz de Dios está fundada sobre una roca inamovible, que es el fundamento de nuestra fe y nos provee una conciencia reconciliada con Dios. Nuestro Señor Jesús lo explicó de la siguiente manera: "La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo" (Evangelio según San Juan). Estas palabras son un verdadero legado y herencia eterna.
Uno de los nombres de Jesús, el Hijo de Dios, es "Príncipe de Paz". Por eso Él podía dormir en medio de la tempestad.

El Apóstol San Pablo en su carta a los Filipenses, parece conocer muy bien la paz de Dios, porque dice: "la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús"
La Paz de Dios, le permitía al Apóstol  escribir animando y consolando a otros cristianos mientras él se encontraba encarcelado.

Para el pueblo judío la Paz era y es un bien invaluable. Ellos se saludan con el "Shalom". La Paz es algo que todos deseamos tener pero también debemos desearla para los demás. Todos la necesitamos, y podemos esperar confiadamente la bendición de Paz que el Señor nos promete. 

¡Oh Señor, bendícenos con tu Paz
porque en ti  hemos puesto nuestra confianza!

Pintura: Tatyana Chuvasheva

lunes, 12 de agosto de 2013

A pesar de todo



Podrán desfallecer mi cuerpo y mi
espíritu,
pero Dios fortalece mi corazón;
Él es mi herencia eterna
Salmo 73: 26
NVI

Aun en las grandes dificultades y conflictos sin resolver, de la vida diaria, podemos estar tranquilos y esperar en el Señor. De Él recibimos fortaleza y paz, renueva nuestras fuerzas y su cercanía se convierte en canción de gratitud.


Pintura: Abbott Fuller Graves


Siempre es posible volver a comenzar,
por eso Dios nos dio los lunes
(tomado de un letrero)

domingo, 11 de agosto de 2013

Por sobre la tierra y los cielos



Alaben el nombre del Señor,
porque sólo su nombre es excelso;
su esplendor está por encima de la
tierra y de los cielos
Salmo 148: 13
NVI

¿Por qué alabamos a Dios?
Hay muchas respuestas para esta pregunta. 
A las razones éticas, religiosas o teológicas que se han escrito, podemos sumar las razones que cada persona que alaba a Dios pueda tener (sea o no cristiano).

Para mi hay una razón poderosa y honesta: Alabamos a Dios porque lo amamos. Él nos ha mostrado y revelado su Amor maravilloso, de muchas maneras y a cada paso nos encontramos con "gestos" amorosos que provienen de su generoso corazón de Padre-Dios.

En nuestra experiencia humana, cuando nos enamoramos de alguien, encontramos en el objeto de nuestro amor cualidades, rasgos y motivos únicos y "amables" que nos hacen abundar en elogiosos comentarios, con quien quiera escucharnos.
En el plano espiritual sucede algo similar. Todo lo que Dios ha hecho y hace, por cada uno de nosotros, va generando Amor y surge la necesidad de expresar con palabras, cantos de alabanza y devoción nuestra adoración y gratitud .

No hay duda que Dios es el Señor de la vida, su nombre es excelso y su esplendor está por encima de la tierra y de los cielos. Estas son razones que refuerzan, justifican y hacen más necesario aún, que alabemos su santo nombre.  

¡Te alabamos, Señor
con toda la fuerza de nuestro amor!
Pintura: Mónica Paz Muñoz

sábado, 10 de agosto de 2013

Luz divina



Señor y Dios mío,
mírame y respóndeme;
ilumina mis ojos.
Salmo 13: 3
NVI

Señor y Dios. Estamos ante la autoridad máxima del universo y el salmista además la reconoce como propia.

Es significativo observar (en el relato del libro de Génesis) que uno de los primeros actos creativos que Dios realiza es crear la luz. Lo hace porque "la tierra estaba desordenada y vacía".

Ante la luz todo queda en evidencia, nada se puede ocultar, pero también la luz es seguridad, optimismo, fuerza y alegría. Desde este punto de vista es completamente relevante la petición del salmista: Señor, ilumina mis ojos.

La luz es importante en todos los planos de nuestra vida:  La cocina de mi casa es muy luminosa y el lavaplatos (fregadero, bacha) está ubicado delante de un ventanal. Llegué a vivir aquí hace unos seis años. En ese momento me sorprendió darme cuenta que mi loza, vajilla y utensilios de cocina no estaban tan limpios como yo pensaba. La explicación es muy sencilla. La cocina de la casa donde vivía antes, tenía muy poca luz natural.

En nuestra vida espiritual puede ocurrir que nos acostumbramos a ver la realidad con una luz precaria, y entonces nuestra alma se vuelve sombría, se van acumulando "residuos" y lo aceptamos y asumimos como "normal".
La luz del Señor es suficiente para poner orden, traer verdad, calidez y lo que es más importante, nos permite mantener nuestros pasos en el camino correcto, y facilita la comunión con nuestro Señor y Dios. Por eso el salmista agrega que con luz de Dios: "no caeré en el sueño de la muerte"

¡Oh Señor, ilumina nuestro ojos!


Ilustración de Alejandra Karageogiu

viernes, 9 de agosto de 2013

Preparados para alabar a Dios



Con manos limpias e inocentes
camino, Señor, en torno a tu altar,
proclamando en voz alta 
tu alabanza
y contando todas tus maravillas.
Salmo 26: 6, 7
NVI

Este salmo 26 es la oración vehemente de quien reconoce la santidad de Dios. Por eso al inicio el salmista exclama:
"purifica mis entrañas y mi corazón"

Nuestra integridad  espiritual comprende todo lo que somos como personas y sólo el Espíritu de Dios puede revelarnos nuestras faltas, especialmente aquellas que se ocultan  entre  los pliegues de nuestros pensamientos más profundos, en las intenciones y en los deseos del corazón. Tenemos que reconocer que necesitamos la limpieza y el "aseo profundo"  que nos capacite para alabar y adorar a Dios con todo lo que somos, tal como está escrito en los mandamientos: "con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente". Recordemos además, que este mandamiento fue reiterado por nuestro Señor Jesucristo.

Todos tenemos una vida "pública" y una "privada", incluso algunos mantienen una vida "secreta". Integridad es una palabra que se deriva de "entero" y cuando hablamos de integridad personal nos referimos a ser honestos y verdaderos, auténticos y sin dobleces.

Cuando acudimos con humildad y devoción, ante el altar divino, el Señor nos limpia, nos devuelve nuestra integridad, nos viste de dignidad y nos invita a "acercarnos confiadamente al trono de la gracias para hallar el oportuno socorro". Luego surge la necesidad de alabar y adorar al Señor; y podemos hacerlo:

Con manos limpias e inocentes
proclamando en voz alta 
alabanzas a Dios
y contando todas tus maravillas

Pintura: detalle de "Retrato de Kitty Packe"
de William Beechey

jueves, 8 de agosto de 2013

El buen tesoro del cielo



Él cubre de nubes el cielo,
envía la lluvia sobre la tierra
y hace crecer la hierba en los montes.
Salmo 147: 8
NVI

La lluvia es un tema  muy poético en las Sagradas Escrituras. Sin lugar a dudas es una bendición de Dios, que se multiplica de maneras insospechadas. Es parte del cuidado amoroso de Dios hacia su creación: fructifica la tierra, provee para el torrente de los ríos y preserva el ciclo vital de tantos seres que nosotros llamamos "inferiores", pero que tienen un lugar en el corazón de Dios.

Después de un día lluvioso la tierra parece revivir, y hasta los grandes núcleos urbanos se ven más limpios. Hoy, luego de meditar en este Salmo que exalta la bondad de Dios, me ha parecido oportuno, (toda una promesa), lo que dice el Libro de Deuteronomio: 

El Señor abrirá los cielos, 
su generoso tesoro, para derramar a su debido
tiempo la lluvia sobre la tierra, y para
bendecir todo el trabajo de tus manos
Deuteronomio 28: 12

La infinita bondad de Dios, no solo cubre toda la creación, sino que también se compadece de los afligidos, los olvidados; el campo y la ciudad;  los pequeños y los grandes. Todo merece su atención y todo a su debido tiempo recibe su generoso tesoro de bondad: la lluvia que bendice y refresca el alma y el corazón.

Ilustración de L. Kate Deal
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